"El principal logro es haber obtenido los 9.000 folios de documentos que en el año 2000 fueron clasificados por 35 años por autoridades judiciales, esgrimiendo que aún podría completarse la investigación para resolver las pistas inconclusas y más culpables el magnicidio", dijo Sánchez Ley a esta agencia.
La periodista es autora del libro "Testimonios desde Almoloya, el infierno de hielo" (2017), nombre de la cárcel de alta seguridad donde está recluido el asesino confeso.
Hoy ponemos a disposición el expediente completo del proceso penal condenatorio contra Mario Aburto, asesino confeso del entonces candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio https://t.co/q0d5VNoAvU pic.twitter.com/MP6NosXyxN
— MXvsCORRUPCIÓN (@MXvsCORRUPCION) January 30, 2019
Declaraciones sin ratificar, un parte oficial del asesinato firmado por agentes que no estaban en el lugar, una novia que rompe en llanto y se retracta del retrato Aburto como un enigmático "Caballero Águila", unos primos que niegan la versión de que lo vieron portando un armas mientras se preparaba para cometer el crimen y un manuscrito del condenado que menciona una petición del entonces presidente, Carlos Salinas de Gortari, son las contradicciones del juicio ignoradas por el juez.
Aburto comenzó confesando que ideó un plan para asesinar a Colosio y que actuó en solitario, pero en una segunda confesión denunció maltratos, abusos físicos y amenazas de los interrogadores.
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El expediente sobre el asesinato perpetrado durante un mitin, cuando Colosio caminaba apretujado entre una multitud, el miércoles 23 de marzo de 1994, a las 5:12 de la tarde, fue finalmente entregado a la autora por un juez que llevó todo el proceso penal contra Aburto.
"Cuatro implicados más fueron exonerados", quienes rodeaban al candidato en el momento que recibió un primer disparo en la cabeza y otro en el abdomen.
Sánchez Ley comenzó pidiendo al juez la sentencia condenatoria de Aburto o el acta de apertura del proceso, "pero todo estaba reservado, hasta que un comité de transparencia ordenó entregar los documentos, en los que encontramos muchas contradicciones".
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"No intentamos desacreditar la investigación ni exculpar al asesino condenado", aclaró la investigadora.
Principales contradicciones
Una de los principales enigmas se refiere a siete agentes de la Policía Judicial Federal que elaboraron el parte oficial que inculpó a Mario Aburto como autor de los disparos a la cabeza y abdomen.
Siete agentes que firmaron el parte informativo del magnicidio declararon haber estado en el lugar, pero cambiaron sus versiones.
"Dos dijeron que cuidaban el hospital al que fue llevado el candidato, otro que era guardia en la Procuraduría, otra mujer policía se hizo pasar como periodista extranjera, para interrogar al acusado, dos nunca ratificaron su declaración y el comandante del grupo no fue sometido a ningún careo posterior", señaló Sánchez Ley.
Cuando Aburto la vio en los juzgados le gritó "Graciela te están intimidando y quieren que escojas entre tu familia y yo".
"La mujer lloró en ese momento y aceptó que Mario nunca le dijo lo que ella declaró", pero esa retractación no fue considerada por el juez que emitió la sentencia de condena.
La tercera contradicción es que parte de las declaraciones señalan que Aburto se preparó mucho tiempo antes para el crimen, según supuestas confesiones de sus primos.
"Pero Mauricio y Marcelino Ortiz, sus primos, confesaron que nunca les mostró armas, y que fueron amenazados con ser hundidos en un hoyo como Aburto si se retractaban", dijo la investigadora.
Una cuarta pista sin concluir fue un agente del Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen) que dio positivo de haber disparo un arma, quien apareció con una mancha de sangre de Colosio en su ropa, y explicó que procedía de personas que habían cargado al candidato herido quien murió en el hospital.
Finalmente, una de las cartas manuscritas de Aburto, en unas 13 hojas, relata que "el día que lo detuvieron, un agente se acercó con un teléfono y le dijo que el presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) quería hablar con él".
Según ese texto, el mandatario "le pidió que aceptara su culpabilidad y de preferencia responsabilizar a un grupo político que lo habría contratado", sin más detalles.
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En el expediente no hay más detalles de esas notables pistas para aclarar al crimen que conmocionó a este país.