El 3 de febrero de 1989 el general Andrés Rodríguez, consuegro y aliado hasta entonces de, puso fin mediante un golpe de Estado a la dictadura más larga y una de más las bestiales de Latinoamérica. A 30 años de aquellos hechos "podemos hablar de una democracia muy frágil y vulnerable en Paraguay".
Al ser consultada sobre si participará de algunas de las actividades convocadas para este 3 de febrero en Asunción, el presidente, Mario Abdo Benítez, contestó que estaría en otro lado. Concretamente en Ciudad del Este, fundada el 3 de febrero de 1957 con el nombre de Puerto General Stroessner.
Abdo Benítez concurrió en 2006 a Brasil para participar de los funerales del dictador como muchos otros dirigentes de su hegemónico Partido Colorado, mientras que su padre, Mario Abdo, fue secretario personal de Stroessner.
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La vulnerabilidad de la democracia paraguaya, según apuntó Villalba, tiene varios factores y se advierte en una serie de realidades que en estos 30 años se han agravado. Durante los años que se mantuvo el dictador en el poder, el Estado funcionó sobre la base "del nepotismo, el prebendarismo y el clientelismo", rasgos que se mantienen hasta hoy.
Actualmente Paraguay es uno de los países más desiguales de la región, con uno de los peores índices Gini.
"La desigualdad es provocada por la deficiente distribución de la riqueza, que históricamente se asienta en la tenencia de la tierra. A 30 años de la caída de Stroessner, 85% de la tierra está en manos del 2% de los propietarios, además muchos de ellos se hicieron con esa tierra en épocas de dictadura y hasta este momento no hubo una reforma agraria integral".
De acuerdo con la experta, otro factor que impide consolidar la democracia "es la ausencia de memoria colectiva de democracia, porque desde su misma independencia en Paraguay no hubo un período democrático, esa cultura y discurso autoritario todavía sigue vigente".