Malasia estrena nuevo rey

La ceremonia de coronación del nuevo rey de Malasia se celebró en el Palacio Nacional —'Istana Negara', en malayo—, la residencia oficial de la familia real en Kuala Lumpur.

A la ceremonia acudieron los representantes de las dinastías reales y los miembros del Gobierno malayo. En total, 500 personas.

Como marca la tradición, la ceremonia de acceso al trono arrancó con la entrega de los más altos honores militares al nuevo monarca y fuegos artificiales en su honor ante el Parlamento.

Abdulah Ahmad Shah fue escogido rey de Malasia el 24 de enero tras una votación secreta en el Consejo de Gobierno. Participaron en ella los sultanes de nueve de los 13 estados del país.

Al rey de Malasia se le escoge por un periodo de cinco años, y no puede repetir por segunda vez consecutiva.
En la foto, el nuevo rey de Malasia, el sultán Abdulah Ahmad Shah, y la reina consorte, Aziza Aminah Maimuna, en el edificio del Parlamento, en Kuala Lumpur.

Malasia es una monarquía constitucional en la que el primer ministro y su Gobierno ostentan el poder. La figura del rey se estableció en 1957.

Abdulah Ahmad Shah es el descendiente de la dinastía del estado de Pahang.

Abdullah Ahmad Shah recibió su educación secundaria en Malasia y luego continuó sus estudios en la Real Academia Militar Británica de Sandhurst. Es conocido por su pasión por el polo y actualmente es miembro del Consejo de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), presidente de la Federación Asiática de Hockey sobre césped y exdirector de la Asociación de Fútbol de Malasia.

El rey de Malasia solo desempeña las funciones de representación de la nación. Si bien según la Constitución cualquier decisión del Gobierno debe llevar su nombre y tener su aprobación, en la práctica toma la decisión en función de las recomendaciones que le llegan del Gobierno o del Parlamento. Aunque puede tener su propia posición personal.

El rey de Malasia ratifica las leyes que adopta el Parlamento, la candidatura del primer ministro y la composición del Tribunal Supremo. También tiene el poder de indultar y es el comandante principal de las Fuerzas Armadas. El monarca debe también velar por la situación de los malayos y de los demás indígenas del país —conocidos como 'bumiputra', un término designado a los diversos grupos étnicos de la nación— y por los 'intereses legales' de otros colectivos, como el de la etnia china.