Así fue como la concibió Fidel Castro durante un diálogo con alumnos destacados en un concurso nacional en 1966. El sueño era construir una escuela moderna donde los jóvenes pudieran desarrollar sus vocaciones, como premio y estímulo a los esforzados y al talento.
Esta estructura colosal en las afueras de La Habana ocupa 70 hectáreas, donde los alumnos pueden combinar el estudio con el trabajo en el campo y la investigación, todo en un ambiente de docencia.
La escuela Lenin contó en su momento con los laboratorios didácticos más modernos del país, además de varias áreas de recreación y deporte, cuatro piscinas, una de ellas para practicar el clavado, tabloncillos, teatro, cine y hasta un hospital.
Con la caída del bloque socialista y la entrada del período especial en la década del 90, esta institución sufrió grandes afectaciones y recortes en presupuesto, aunque siempre se mantuvo en la formación de los hombres y mujeres de ciencia, a pesar de que las condiciones dieron un vuelco bastante drástico.
Sin embargo, la escuela se mantuvo y este 2019 arribó a sus 45 años. Sus egresados, dispersos también por muchos países, aprovechan este día para visitarla o celebrar reuniones entre graduados en las distintas ciudades como una manera de recordar los años de estudio, pero también donde surgieron los mejores amigos, el primer amor y los valores que los formaron para el futuro.
Te puede interesar: La joya de la educación cubana que está en peligro y sus jóvenes quieren salvar