"Pido que oren por mí, que me den sus bendiciones", dijo el mandatario, para luego señalar que dejaba encargada a la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, para revisar las conclusiones que surgieran del encuentro.
Además, el mandatario reafirmó ser un presidente cada vez más cristiano "a pesar de las dificultades", porque siente la compañía de Dios.
La crisis en Venezuela se agravó el 23 de enero, después de que Juan Guaidó, líder de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral, de mayoría opositora), se juramentó como "presidente encargado" del país.
Maduro, quien asumió el segundo mandato el 10 de enero, calificó la declaración de Guaidó de intento de golpe de Estado y responsabilizó a EEUU de haberlo orquestado.
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Varios países del continente americano, con EEUU a la cabeza, desconocieron a Maduro y expresaron su apoyo a Guaidó; México y Uruguay se abstuvieron de hacerlo, ofreciéndose a mediar en una solución política de la crisis; y Rusia, China, Cuba, Bolivia, Irán y Turquía, entre otros, reafirmaron su respaldo al actual Gobierno venezolano.