"No se trata de un intercambio de cartas, sino de un cambio importante y legalmente vinculante", avanzó la jefa del Gobierno conservador en la Cámara de los Comunes.
May intentó restar fuerza al sector euroescéptico duro que exige la modificación del protocolo irlandés, con el odiado "backstop" o salvaguarda contra la reinstauración de una frontera física entre la República y los condados del Norte, que quedarán dentro y fuera de la UE, respectivamente, después del Brexit.
Caroline Lucas, del Partido Verde, recordó que la UE se ha cerrado en banda a la renegociación del plan de divorcio y acusó a May de promocionar "fantasías" basadas en "tecnologías inexistentes" para controlar el paso de mercancías de un país a otro.
La dirigente 'tory' ofreció también una rama de olivo al sector más europeísta de todas las bancadas horas antes de la serie de votaciones previstas en los Comunes en torno al acuerdo del Brexit.
May no descartó un divorcio sin acuerdo, ni aceptó posponer la macha más allá de la fecha prevista en 60 días, pero se comprometió a dar al legislativo la oportunidad de tumbar el acuerdo que hipotéticamente alcance con la UE.
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Los diputados también podrán decidir el curso a seguir si May fracasa en su cruzada por reabrir la negociación con Bruselas.
May ha fijado el límite de la demora que ha solicitado al legislativo en el próximo 14 de febrero, cuando los mismos diputados debatirán y votarán sobre un acuerdo revisado o sobre un Brexit en desacuerdo.