"El PRI hace un llamado urgente al presidente Nicolás Maduro y a la oposición a abstenerse de acciones que puedan conducir a la violencia y el derramamiento de sangre en el hermano país", dijo en un comunicado la formación política más longeva de esta nación.
Ante los acontecimientos que tuvieron lugar el 23 de enero en el país caribeño "México debe promover el diálogo y la negociación, y exigir que en ese proceso se asegure la restauración plena de la democracia venezolana y el cabal respeto a los derechos humanos de todos sus ciudadanos", dice el texto del comité ejecutivo nacional del PRI.
El 23 de enero, miles de personas salieron a las calles de Venezuela a manifestarse a favor y en contra de Maduro.
En la concentración opositora, el líder de la Asamblea Nacional (parlamento unicameral), Juan Guaidó, se autoproclamó presidente encargado de Venezuela, y fue respaldado por la mayoría de los países latinoamericanos, así como EEUU y la Unión Europea.
México, como parte del Grupo de Lima, reconoció y denunció las violaciones sistemáticas a la Carta Democrática Interamericana y a la Convención Americana sobre Derechos Humanos por parte del Gobierno venezolano, hasta el final del mandato de Enrique Peña Nieto (2012-2018), que terminó el 1 de diciembre pasado cuando comenzó el período de Andres Manuel López Obrador, líder de la izquierda nacionalista.
El PRI considera que la comunidad internacional ha de conducirse con extrema prudencia y evitar medidas que profundicen la polarización política y generen condiciones para que se produzcan enfrentamientos violentos.
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El Gobierno mexicano prefirió no suscribir el 23 de enero el reconocimiento de la mayoría de los países del Grupo de Lima a Guaidó y llamó a buscar una solución pacífica en un comunicado junto a Uruguay.