Braun nunca se acostó con Hitler debido a una rara condición ginecológica que lo habría hecho insoportablemente doloroso. Es probable que sufriera del síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser (MRKH), según Lundmark.
Mujeres adultas con esta condición afirman que el sexo es una experiencia agonizante, y muchas buscan una intervención quirúrgica.
Una prueba clave de esta teoría es un calendario que llevaba la esposa del doctor Gustav Scholten, un destacado ginecólogo nazi. Contiene una nota sobre una llamada telefónica desde la residencia de Hitler agradeciendo a Scholten por haber operado a Braun. Lundmark supone que se trataba de una operación en su canal vaginal.
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Otros testimonios confirman la teoría de la naturaleza únicamente platónica de las relaciones entre el Führer y su pareja. Durante un viaje a Roma, Eva confesó a su traductor, el diplomático nazi Eugen Dollmann, que no tenía intimidad física con Hitler. Según las memorias de Dollmann, ella dijo:
"Misión, misión, misión es todo lo que sabe… la idea misma del contacto físico significaría la contaminación de su misión".
En las palabras del profesor Lundmark: "No hay ninguna persona cercana a Eva que sostenga que tuvieron una relación romántica, ni siquiera sus padres. Ella nunca le dijo a nadie eso, no hay registro de ello. Así que la probabilidad de que tuvieran intimidad física es básicamente nula".
El profesor tampoco pudo encontrar ninguna sugerencia de que Braun haya tenido amantes anteriores.