"Los científicos aprendieron a manipular plantas y alimentos a nivel genético. El siguiente paso es la modificación genética del humano", señaló Drobishevski, profesor de la Cátedra de Antropología de la Facultad de Biología de la Universidad Lomonósov de Moscú.
"La ingeniería genética permite ajustar los genes necesarios y obtener individuos con las cualidades que se necesitan y no será un asunto de décadas futuras, sino mucho más rápido de lo que creemos", puntualizó.
Drobishevski constató que las organizaciones sociales, en especial, las religiosas, se oponen a la manipulación del genoma humano.
"Ya ahora mismo estamos cerca a la extinción, disminuyen los recursos útiles de la Tierra y ya han pasado los picos de la producción de carbón y petróleo. El problema de población del planeta se puede resolver con distintos métodos, incluido con la ingeniería genética, y es evidente que se usará", subrayó.
De lo contrario, advirtió, la humanidad volverá nuevamente a la Edad Media.
"La humanidad tal vez pueda vivir de forma indefinida en condiciones medievales, pero la esperanza de vida se reducirá a 30 años y el nivel de vida caerá bruscamente. Pocas personas padecerán, por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares y es que simplemente no llegarán a la edad a la que se asocia esta patología", sostuvo.
La evolución del cuerpo humano
El hombre del futuro tendrá las plantas de los pies parecidas a las patas de un elefante, vaticina Stanislav Drobishevski.
"La metamorfosis de la planta del pie es inevitable, se irá transformando sin dudas, por no estar bien adaptada al caminar erguido", dice Drobishevski.
El antropólogo reconoce que "es difícil hacer un pronóstico exacto del futuro aspecto". "No tenemos un punto de referencia porque en el pasado no hubo bípedos que caminaran erguidos", señala.
Para Drobishevski, "lo más probable es que los músculos de la planta se transformen en un sistema ligamentoso, y que se parezca a una pata de elefante".
"Su tamaño irá a menos, tendrá una almohadilla de grasa y la bóveda plantar va a desaparecer, por innecesaria", predice él.
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Por esta misma razón pronosticó la desaparición del peroné y también la perdición de olfato.
Según el científico, otro órgano candidato a desaparecer es el apéndice.
"Desaparecerá por completo o se convertirá en una glándula", supone Drobishevski.
Posibles vías de evolución tras la colonizacion de Marte
El también candidato a doctor en ciencias biológicas apuntó que "si los humanos llegan a otros mundos, tendrán que cambiar sus genes para sobrevivir en ellos, por ejemplo, no podremos existir en Marte dentro de nuestros cuerpos actuales porque necesitaremos otros órganos externos e interiores".
Recordó que "en la actualidad la ingeniería genética se desarrolla mucho más rápido que las tecnologías que posibilitan volar hasta Marte".
"Ya podemos redactar el genoma pero todavía no hemos alcanzado Marte, así que cuando se construya una aeronave que traslade a los humanos a Marte, la ingeniería genética irá mucho más lejos", aseguró.
El profesor señaló que "para que los terrícolas se conviertan en marcianos, los cambios genéticos deberán perdurar en numerosas generaciones".
Drobishevski admitió que es difícil imaginar que los humanos vivan en otro planeta aislados de la Tierra y se reproduzcan con éxito.
En cuanto al número inicial de futuros colonizadores de Marte, el profesor considera que con "varias decenas basta".
"En la Tierra muchas tribus viven en minoría, como los aborígenes de las Islas Andamán, en el océano Índico, que son 200 personas, o los sentineleses, habitantes de la isla Sentinel del Norte; tribus que evitan el contacto con los extranjeros y no se extinguen", apuntó.