"La derrota más grande de un Gobierno en la historia de nuestra democracia", puntualizó el líder laborista, Jeremy Corbyn.
"Es el deber no solo del Gobierno sino también del Parlamento ejecutar el resultado del referéndum [de 2016]", reafirmó May en la sesión de preguntas a la primera ministra.
El 'padre' de la Cámara, el exministro Kenneth Clarke, apuntó a la probable mayoría de parlamentarios que quieren prorrogar la fecha de salida, continuar en una unión aduanera con la UE y eliminar el riesgo de un Brexit sin acuerdo.
May prometió "escuchar" a los Comunes pero advirtió de que solo aceptará propuestas acordes con su visión de un Brexit fuera del mercado único y la unión aduanera, sin libertad de movimiento y con soberanía para firmar tratados comerciales con el resto de los países.
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El diálogo en "espíritu constructivo" prometido por la primera ministra tras su derrota parlamentaria ha quedado en entredicho porque, según su equipo de Gobierno, no incluirá a Corbyn pese a su posición como líder de la oposición.
El Reino Unido experimentará un Brexit duro, sin fase de transición y sujeto a las normas del Organización Mundial de Comercio, si no hay acuerdo o una reforma legislativa antes del próximo 29 de marzo.