Los cambios constan en la convocatoria del Programa Nacional del Libro Didáctico en la nueva versión publicada el 2 de enero, que sirve de marco para los libros que llegarán a la educación primaria en 2020, según recoge el diario Folha de São Paulo, entre otros medios brasileños.
La nueva convocatoria de compra de libros didácticos también excluye la orientación a las editoriales para que las ilustraciones retratasen "la diversidad étnica de la población brasileña, la puridad social y cultural del país".
También acaba con la prohibición de publicidad en libros escolares, lo que contradice uno de los puntos del Estatuto del Niño y el Adolescente, el marco legal brasileño sobre la infancia, que considera "abusiva" este tipo de anuncios.
Bolsonaro y su entorno son muy críticos con lo que consideran adoctrinamiento ideológico de la izquierda en las escuelas, y desde hace años existe en Brasil un movimiento ultraconservador llamado "Escuela sin partido" que defiende que los profesores deben expresar su ideología en las clases o estimular debates y el pensamiento crítico relacionado con cuestiones políticas.
En su discurso de investidura, el nuevo ministro de Educación, Ricardo Vélez Rodríguez, exaltó la familia, la iglesia y los valores tradicionales y prometió combatir el "marxismo cultural" en el sistema educativo.