El cambio de rumbo en la política económica se establece en el decreto firmado en mayo por el presidente Vladímir Putin sobre los objetivos nacionales y estratégicos del desarrollo del país hasta 2024: las exportaciones, los exportadores y las industrias orientadas a la exportación se mencionan 17 veces, mientras que la sustitución de importaciones no se aparece ni una sola vez.
Este documento propone aumentar las exportaciones de bienes no energéticos hasta 250.000 millones de dólares, incluidos 50.000 millones de dólares en productos de ingeniería, 45.000 millones de dólares en productos agrícolas y 100.000 millones de dólares en exportaciones de servicios. Esto es aproximadamente el doble que las exportaciones de Rusia en 2017, cuando la exportación de bienes no energéticos de Rusia ascendió a 133.800 millones de dólares.
A principios de 2018, el ministro de Industria y Comercio, Denís Manturov, declaró que la tasa de crecimiento de las exportaciones no petroleras había alcanzado un nivel récord de los últimos diez años tras ubicarse en 19% en 2017. Luego, el periódico Izvestia citó una cifra aún más impresionante: 22,7%, calculada sobre la base de datos del Banco Central de Rusia. De acuerdo con los resultados de 2018, las exportaciones no petroleras deberían superar 150.000 millones de dólares, según las estimaciones del Centro Ruso de Exportaciones.
La totalidad de exportaciones rusas —basadas en la venta de hidrocarburos— durante enero-noviembre de 2018 creció en un 28,1% en comparación con el mismo periodo de 2017, hasta llegar a los 408.400 millones de dólares.
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