Antes de él, nadie había logrado realizar esta hazaña sin ninguna clase de ayuda exterior, ya sea en forma de provisiones ofrecidas por otras personas o por cometas que faciliten el movimiento.
En el transcurso de los prácticamente dos meses que necesitó para cruzar una distancia de 1.500 kilómetros, O'Brady tuvo que tirar de un trineo cargado con 170 kilogramos de equipamiento.
A lo largo de toda la aventura, O'Brady estuvo en contacto con su familia, que podía estar al tanto de su progreso en línea. Además, el hombre actualizaba regularmente su página en Instagram con las fotos de su hazaña.
El último hombre en intentar cruzar la Antártida sin asistencia fue el explorador británico Henry Worsley. En los últimos 48 kilómetros colapsó por el agotamiento, no logró recuperarse y pidió socorro para finalmente morir en una clínica de Chile.
Su amigo y también aventurero británico, Louis Rudd, quiso ser el primero en cruzar la Antártida para honrar la memoria de Worsley y partió junto a O’Brady, pero este se le adelantó y consiguió el objetivo, informa el medio The Guardian.
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