Los expertos aseguran que una cucharada de aceite de oliva media hora antes de la fiesta permitirá mantenerse sobrio durante bastante tiempo. El aceite crea una película que no permite que el cuerpo absorba el alcohol. El efecto dura de dos a tres horas. Pero si uno se toma un trago fuerte, la película comenzará a descomponerse. Entonces el efecto será el contrario y uno se emborrachará mucho, explica Andrea, que trabaja como barman.
"Se te tomas una copa de vino, tómate un poco de agua", recomienda el sumiller Mario.
Además, una buena comida ayudará a neutralizar la resaca. "Carne, carne y carne otra vez" es el lema de Manuela, que trabaja en una tienda de vinos.
Sin embargo, según ella, esta táctica funcionó cuando los argentinos bebían solo vino. En los años 80, el consumo de vino per cápita fue de más de 60 litros por año, pero hoy se ha reducido a 20. Parcialmente, esto se debe a la popularidad de la cerveza y el aperitivo local Fernet. Por lo tanto, ahora es difícil determinar cuánta carne hay que comer para no sufrir las consecuencias por la mañana.
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"Los argentinos beben mucho. Recientemente, dos mujeres mayores vinieron al restaurante, se tomaron tres botellas de vino y se fueron a su casa tranquilamente. El secreto está en los genes", asegura Irina, y añade que el efecto que produce el alcohol a los rusos suele ser mayor.
Al mismo tiempo, la mujer rusa admite que los argentinos prefieren bebidas ligeras, de vez en cuando toman whisky, y casi nunca vodka. No hay costumbre de consumir bebidas fuertes en Argentina, agrega.
"No hay que desmedirse. Y aun así, es mejor no beber nada", es otro consejo simple.
Todos los camareros y sumilleres coinciden en que no existe una fórmula milagrosa que permita pasar las vacaciones navideñas sin consecuencias para el organismo, por lo que el consejo principal es la moderación.