De acuerdo con InStyle, la reina Isabel II de Inglaterra quería poner fin al problema causado por Thomas Markle, padre de Meghan, con sus frecuentes declaraciones sensacionalistas a los medios de comunicación. La duquesa de Sussex, por su parte, ha preferido ignorar el tema en absoluto. Mientras la reina estaba muy preocupada de que la situación se estuviera saliendo de control y quería hacer algo para resolverla, Meghan prefirió no tomar ninguna medida.
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"Naturalmente, la diferencia de opinión ha llevado a una cierta tensión entre los palacios de Kensington y Buckingham", subrayó el medio.
Sin embargo, aunque la reina, por supuesto, tenga mucho más autoridad que la recién llegada Meghan, es extremadamente improbable que alguien tome decisiones relacionadas a su padre, sin su aprobación, aseguró Patrick Jephson, exsecretario de prensa de la princesa Diana.
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