El mayor y más constante foco de tensión multilateral se encuentra en el mar de China Meridional. Los Estados que lo circundan no paran de pelearse por el control de sus aguas, pues por ellas circulan muchas de las principales rutas comerciales marítimas del Pacífico, y bajo ellas se concentra una notable cantidad de recursos naturales y energéticos con potencial de ser explotados.
Aunque la fuente varía los datos, la Administración de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, calcula que bajo el fondo de este mar asiático hay nada menos que unos 11.000 millones de barriles de crudo y unos 190 billones de pies cúbicos de gas natural. Todo un bocado económico muy apetitoso y codiciado.
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El mar de China Meridional está salpicado por varios archipiélagos —algunos de ellos simples farallones rocosos— donde se plasman las distintas reivindicaciones territoriales. Los contenciosos por la soberanía sobre las islas son permanentes. El más importante de todos ellos es el de las islas Spratly; hasta seis países se disputan su soberanía y muchas de ellas ya están ocupadas por diversos Estados a la espera de poder reclamar todo el archipiélago. Las islas están a medio camino entre China, Taiwán, Filipinas, Malasia, Brunéi y Vietnam; todos ellos reclaman que son suyas.
'Es una realidad': el mar de China Meridional está ahora en 'manos de Pekín' https://t.co/TH6ABz7s0D
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) November 17, 2018
El otro conflicto insular es el de las islas Paracelso, al norte de las Spratly y también bajo sospecha de almacenar reservas de petróleo y gas natural. Actualmente están ocupadas por la República Popular China y son reclamadas por las autoridades de Taiwán y Vietnam. Este último país alega que, tanto durante la ocupación francesa de Indochina como durante la época precolonial independiente, esas islas fueron vietnamitas y no chinas.
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Pekín ha trazado la denominada "línea de los nueve puntos" que delimita el territorio que considera propio y que incluye las Spratly, las Paracelso, además del Arrecife de Scarborough y las Islas Pratas.
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Allison, que dio clases en la Universidad de Harvard, recomienda que tanto el presidente norteamericano, Donald Trump, como el chino, Xi Jinping, busquen y apliquen soluciones creativas para que no se repita la historia y se produzca una colisión entre titanes que nadie querría ver. "Los dos principales jugadores en la región comparten la obligación moral de alejarse de la trampa de Tucídides", escribió el académico.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK