La instancia de apelaciones de la OMC dictaminó, en su sede de Ginebra, que la etiqueta "dolphin safe" corresponde a las obligaciones de EEUU ante la OMC, porque el discriminatorio a los productos mexicanos de atún "es una excepción admisible a los reglamentos comerciales internacionales, justificada por razones medioambientales y de conservación".
El organismo mundial confirmó así su decisión a favor de las autoridades pesqueras estadounidenses al final de una larga batalla por el acceso del atún mexicano al mercado estadounidense.
El fallo debe ser ratificado en 30 días por el Organismo de Solución de Controversias de la OMC y cierra la larga batalla legal que comenzó en 2008.
La llamada "batalla del atún" entre ambos países comenzó en la década de 1990, cuando EEUU restringió las importaciones de atún desde México esgrimiendo que la flota pesquera de ese país ponía en riesgo a los delfines.
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México captura un promedio de 140.000 toneladas de atún anualmente, es el cuarto productor a nivel mundial y número 12 como país exportador, según datos oficiales.

En la zona tropical del Océano Pacífico mexicano, los bancos de atún aleta amarilla nadan debajo de los grupos de delfines que se desplazan en la superficie del mar, que quedan atrapados en las redes de cerco y mueren si no son liberados a tiempo.
Las leyes estadounidenses protegen a los delfines con reglas impuestas a su flota pesquera y a países que pescan atún en ese océano, obligando a comprobar el cumplimiento de normas de protección del delfín, de lo contrario las importaciones son embargadas.
En octubre de 2017, el organismo mundial dictaminó en contra de México, descartando su reclamo de sanciones comerciales en contra de EEUU, pero el Gobierno apeló el fallo argumentando su propia elaboración jurídica.
México deberá ahora retirar las sanciones por más de 160 millones de dólares que había impuesto como compensación de las pérdidas causadas por las etiquetas "delfín seguro".