En un comunicado, la policía informó que detectó que García Juliá estaba viviendo en Brasil con una “identidad falsa” y que pasó a investigar su paradero a través de los agentes locales que trabajan en la Interpol.
Finalmente, se identificó su posible residencia en São Paulo y fue detenido la noche del 5 de diciembre en el barrio de Barra Funda, en la zona oeste de la ciudad.
En ese año llegó a Paraguay, poco después de desplazó a Bolivia (donde también estuvo preso) y luego a Brasil.
Los abogados laboristas asesinados en el barrio madrileño de Atocha actuaban defendiendo al sindicato Comisiones Obreras (CCOO) y al Partido Comunista de España (PCE), por entonces ilegal.
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El crimen causó una fuerte conmoción en el país y marcó los años de la Transición entre la dictadura de Francisco Franco y la democracia.