Durante casi dos siglos, desde la advertencia del presidente James Monroe a las potencias europeas, Estados Unidos ha hecho lo posible por hacer del hemisferio occidental una zona de influencia exclusiva de EEUU. Su apogeo llegó durante la Guerra Fría, cuando el 'bastión de la democracia' llegó incluso a apoyar y socorrer regímenes dictatoriales en el continente solo para mantener el control que veía escapar de sus manos.
Opinión: "Para EEUU es imposible competir con China en términos económicos en América Latina"
Después de los ataques del 11S, la atención estadounidense se desvió a otras regiones del mundo, lo que aflojó las riendas que mantenían en América Latina y dio oportunidad a los movimientos de izquierda de alzar cabeza.
"Durante el mandato del presidente [de EEUU Barack] Obama, la Doctrina Monroe fue básicamente abolida como una de las principales guías de la política exterior estadounidense", aclaró el principal investigador del Centro ruso de Estudios Políticos, el doctor Vladímir Súdarev.

Por otra parte, Súdarev subrayó que esta tendencia se debe más bien al giro que vivió el continente hacia la derecha que a la propia iniciativa de Trump. Más que eso, el mandatario norteamericano solo logra causar el descontento de los latinoamericanos de a pie, cuando se pronuncia acerca de los asuntos del hemisferio. Es el caso no solo de México, sino también de Venezuela, país al que llegó incluso poner en su mira para invadir, provocando el rechazo incluso de sus más cercanos aliados.
"EEUU sigue teniendo en sus manos todo el potencial para combatir a los sistemas que no les gusten, como el de Venezuela, Cuba o Nicaragua. Pero lo harán sobre todo en el frente económico", concluyó.