Así se desprende de un informe anual de la entidad belga.
El Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB) alertó previamente del amplio uso de las aplicaciones de mensajería por los terroristas que aprovechan el cifrado de la información que ofrecen estos programas.
Señaló en particular que los miembros de todas las células terroristas desarticuladas por las fuerzas del orden rusas en 2017 se comunicaron vía WhatsApp o Telegram.
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Esta última aplicación fue bloqueada en Rusia en abril pasado por haber rechazado entregar al FSB las claves de descifrado de los mensajes, una solicitud que el ente había argumentado con las necesidades de la lucha antiterrorista.
En agosto pasado Telegram actualizó su política de privacidad incluyendo la posibilidad de revelar a las autoridades, por orden judicial, las direcciones IP y los números de teléfono de sospechosos de terrorismo.
El fundador de la aplicación, Pável Durov, aclaró entonces que Telegram seguirá sin cooperar con las fuerzas del orden rusas debido a que la aplicación está bloqueada en Rusia —aunque continúa funcionando gracias a los mecanismos para esquivar el bloqueo— y subrayó que lo que exige el FSB no son direcciones IP o números de teléfono sino el acceso a los mensajes, "una cosa totalmente distinta".