Denís Kosinov, director de la redacción del portal deportivo ruso R-Sport, habló con expertos deportivos acerca de los eventos que tuvieron lugar en Buenos Aires el 24 y 25 de noviembre para entender mejor qué piensan de lo ocurrido las personas cercanas al fútbol en Rusia.
El comentarista de fútbol Vladímir Stognienko, que planeaba transmitir el partido del día 24 en vivo a través de internet, tardó en aceptar que el encuentro no se llevaría a cabo, pensó que "todos los problemas se resolverían".

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El comentarista consideró que es "particularmente malo" que algo así haya pasado en esta final de la Libertadores, ya que no es habitual que "un partido argentino atraiga la atención de todo el mundo". Hasta en Europa estaban esperando para ver este encuentro, subrayó.
"Este partido podría haber servido como una publicidad muy poderosa para el fútbol argentino y suramericano, pero el resultado fue un caos absoluto", lamentó Stognienko.
Para el comentarista Alexandr Shmurnov, quien también cubría el evento deportivo y está bastante familiarizado con el fútbol suramericano, lo que pasó fue una gran sorpresa.
"Me parecía que, dado que se trataba de un partido de estatus internacional, se prepararían mejor. (…) Tarde o temprano algo pasaría. Es extraño que esto no pasara antes, durante el primer partido del 11 de noviembre. (…) Yo creía que si no hubo problemas en el primer juego en el estadio de Boca, entonces en el de River tampoco los habría", consideró Shmurnov.
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Pero incluso para los argentinos, que conocen a sus fans mejor que nadie, lo que sucedió fue una completa sorpresa. Andreas Leonardo es un representante de jugadores que nació y creció en Buenos Aires, pero desde hace muchos años vive en Rusia. Aunque a menudo viaja a su tierra natal y tiene muchas conexiones extensas en los círculos futbolísticos del país rioplatense, Andreas no esperaba que el problema alcanzara proporciones tan grandes.
"Si en la mañana del día del partido me hubieran dicho que habría disturbios, yo hubiese considerado que la posibilidad existía. Esta rivalidad no comenzó ayer. (…) Basta pensar un poco para suponer que esto podría suceder antes de la final de la Copa Libertadores, pero jamás pudiera haber imaginado que todo pasaría exactamente como pasó", afirmó.
Andreas lamentó que ahora "los rusos tendrán la impresión de que Argentina es tan marginal como se muestra en los reportajes sobre los disturbios en el fútbol".
"Me siento avergonzado e incómodo. Después de todo, yo, como sociólogo, sé que la opinión de un extranjero se forma precisamente de eventos como los que ocurrieron en el fin de semana pasado", agregó Andreas.
Por su parte, Stognienko cree que pese a todos los problemas observados en la realización de la final de la Libertadores, los argentinos y su fútbol siguen siendo muy inspiradores.
"Yo estuve en Argentina, en el fútbol. Es maravilloso. Está más cerca de las raíces del fútbol. Allí, todo es más natural, más sincero y menos comercial que en Europa. Por ejemplo, no he visto a un solo argentino que sea hincha de Barcelona o Manchester United, (…) apoyan al equipo local. A veces es el quinto equipo de la liga regional, pero igual van a los partidos. Siguen, por supuesto, la Liga de Campeones, pero apoyan solamente a sus equipos", subrayó Stognienko.
Shmurnov coincidió que "es un mundo especial" y consideró que pese a que se enfada con los hinchas, la pasión que tienen es algo "fantástico", algo que no se ve en los hinchas en Rusia, por ejemplo.
Andreas lamentó, sin embargo, que la final se jugará fuera de Argentina por culpa de "la locura de los fanáticos".
"Es triste, porque en Argentina, al igual que en Brasil y Paraguay, por ejemplo, hay segmentos de la población donde el fútbol es la única válvula de escape. Pero los líderes de la Conmebol no tienen nada más que hacer. Esto es malo, pero el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ya dijo que los hinchas deben estar en este partido. Y tiene razón porque esto no es una guerra, es fútbol", concluyó Andreas.