El 27 de noviembre, un Boeing P-8 Poseidon de las Fuerzas Armadas estadounidenses sobrevoló la zona y se acercó a la costa de Crimea a una distancia de 31 kilómetros, según indica el servicio de monitorización PlaneRadar.
El politólogo Leonid Krutakov expresó dudas de que las aeronaves en efecto buscaran cumplir misiones de reconocimiento.
"No estaban tratando de encontrar nada, ya que tienen satélites espaciales que pueden reconocer la zona y sacar las fotografías que hagan falta. Es una provocación evidente, una verdadera repetición de lo que hicieron los ucranianos con sus tres buques", expresó a Sputnik.
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Krutakov aseguró que la actividad de las aeronaves estadounidenses agrava la tensión en las aguas del mar de Azov.
El FSB informó que las naves ucranianas hicieron caso omiso de las demandas legítimas de las Fuerzas de Seguridad y de la guardia costera. Las naves siguieron su rumbo y efectuaron maniobras peligrosas, según precisaron.
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