"Obviamente, esto es una provocación, con el momento, el lugar y la forma premeditados", dijo Karasin.
Según el diplomático, con este incidente el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, busca "movilizar los sentimientos antirrusos de Occidente", "endurecer las sanciones contra Rusia" y "desarrollar su campaña electoral".
"Desafortunadamente, se comprobaron nuestros peores temores: el mar de Azov fue elegido por Kiev y Occidente como una región donde la actividad provocadora de Ucrania podría surtir resultados rápidos y necesarios para un escándalo internacional", señaló.
Durante el incidente, los guardacostas rusos usaron armas causando heridas a varios tripulantes ucranianos: tres, según Moscú, y seis, según Kiev.
Rusia, que solicitó para este 26 de noviembre la convocatoria de una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU ante la escalada de tensión en el mar de Azov, sostiene que los barcos ucranianos realizaban una maniobra peligrosa y desoyeron la orden de parar.
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Ucrania puso en alerta máxima sus tropas ante la inminente entrada en vigor de la ley marcial.
Para Kiev, son inspecciones injustificadas que entorpecen el tránsito de los barcos hacia los puertos de Ucrania y se traducen en demoras con un coste adicional para las navieras.