"El 26 de noviembre la Cancillería rusa convocó al encargado de negocios interino de Ucrania en Moscú, Ruslán Nimchinski, para expresarle una firme protesta por graves infracciones de las normas de navegación pacífica por las aguas territoriales de Rusia en el mar Negro, cometidas por los buques de la Armada de Ucrania el 25 de noviembre el 2018", dice el comunicado del Ministerio de Exteriores ruso.
Además, la Cancillería rusa expresó su "indignación por los ataques inadmisibles de los radicales ucranianos contra las legaciones diplomáticas de Rusia en Ucrania".
La mañana del 25 de noviembre el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) comunicó que tres buques de la Armada de Ucrania interrumpieron de manera ilegal en las aguas territoriales de Rusia.
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Según el FSB, los buques ucranianos entraron desde el mar Negro en una zona provisionalmente cerrada sin haber solicitado permiso de las autoridades rusas, avanzando hacia el estrecho de Kerch.
El 25 de noviembre por la noche un grupo de manifestantes protestó frente a la embajada de Rusia en Kiev contra la detención de los barcos ucranianos.
Algunos de los manifestantes lanzaron al edificio bengalas e intentaron quemar neumáticos, a un kilómetro de la misión rusa fue quemado un automóvil con matricula diplomática rusa.
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El Kremlin calificó el incidente naval con Ucrania de una "provocación muy peligrosa".
La libre navegación en el mar de Azov —mar interior entre Rusia y Ucrania, según un acuerdo bilateral—– se complicó en los últimos meses después de que guardacostas ucranianos apresaran a varios barcos rusos que habían visitado Crimea, un "territorio ocupado" para Kiev.
Moscú calificó las acciones de Kiev como "terrorismo marítimo" y contestó endureciendo los controles en la zona rusa del mar de Azov.