Un día de mayo de 2010 un hombre estadounidense ordenó comida rápida y cambió el curso de la historia del bitcoin. La criptomoneda, entonces recién nacida, era casi desconocida y su valor era ínfimo. Mas sus potencialidades de pago eran tan amplias como las de cualquier moneda convencional, o al menos así lo entendió Laszlo Hanyecz, la primera persona en comprar un producto con bitcoins.
Hanyecz inauguró la forma de pago, pero el desafío aún era grande: sacar al bitcoin y a las altcoins (monedas cripto nacidas bajo la inspiración del bitcoin) del ámbito de los informáticos. Tímidamente el proceso se ha sucedido en los últimos años aunque la mayor parte de América Latina ha sido ajena a ello.
La empresa estadounidense Athena Bitcoin llegó a la región hace pocos meses y pretende que su desembarco colabore en este proceso que, a criterio de sus directivos, generará inclusión frente a un sistema financiero que no lo hace.
"Para una persona que no tiene herramientas para desenvolverse, el bitcoin permite comprar un producto afuera, un servicio o lo que sea", dijo a Sputnik Santiago Molíns, director de Tecnología e Innovación de la compañía. "Todo esto sin necesidad de contar con cuentas bancarias, tarjetas de crédito y casi sin costos de transacción", agregó.
¿Qué sucede en este momento? Según datos de Chainalysis, el pago con bitcoins se redujo a nivel mundial un 80% en el período comprendido entre septiembre de 2017 y el mismo mes de 2018 respecto al mismo lapso entre 2016 y 2017. Parte de la explicación podría recaer en las estrictas regulaciones impuestas contra estos activos el año pasado por parte del gobierno chino. Estas desencadenaron una especie de prohibición tácita de su utilización en una de las naciones donde las cripto estaban más establecidas como medio de pago.
América Latina
En América Latina la sensación no es la misma, y menos en la región del mar Caribe. De hecho se estima que a diario entran a Venezuela un millón de dólares a través de bitcoins, los cuales son cambiados por dinero fiat (regular) tras su ingreso al país. Los bajos costos de transacción sumados a la dificultad de enviar remesas desde y hacia el país caribeño, hacen del bitcoin el instrumento favorito.
Un denominador común de ambos países: falta de confianza en las instituciones financieras. Por esto para aquellos que no confían en los bancos, estos instrumentos permiten una nueva forma de ahorro, que, según sus impulsores, no debería ser exclusivamente realizado en criptomonedas por la alta volatilidad de este tipo de activo.
"Como es algo que no tiene relación con lo que pasa en la economía, si baja el dólar o sube el dólar, el bitcoin se comporta de forma independiente. Entonces es interesante (…) tener un porcentaje del ahorro así (…) porque si de repente hay un cisne negro en la economía y vos tenés un activo que no se ve envuelto en ese cisne negro", explicó Molíns.
Un puente entre el mundo físico y el digital
Una paradoja envuelve la compra de bitcoins en nuestra región: para comprarlos y venderlos se requiere de una cuenta bancaria o una tarjeta de crédito, instrumentos que el bitcoin busca suplantar para llegar a la población que no cumple los requisitos para su acceso.
Los cajeros automáticos, por ahora presentes exclusivamente en Colombia y Argentina, buscan terminar esa paradoja y trazar un puente entre el mundo físico del dinero y el digital de los bitcoins.
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Según relató el informático de Athena, en América Latina había algunas "vending machines", algo así como máquinas expendedoras que daban bitcoin a cambio de cualquier moneda nacional. "Pero no hacían el camino inverso. O sea yo no podía llevar mis bitcoins y retirar dinero nacional", explicó.
Las máquinas de color anaranjado se asemejan a la de los principales bancos, aunque a simple vista parecen un poco más finas. Sputnik experimentó su utilización durante la Conferencia C20 de blockchain y criptmonedas, que reunió a miles de interesados en el tema en la ciudad de Buenos Aires FECHA.
La utilización es fácil y sobre todo intuitiva. Para los argentinos la máquina está adaptada para facilitar el proceso escaneando el DNI, los extranjeros debían realizar el trámite con el pasaporte, lo que suma algunos pasos. En ambos casos el proceso no toma más de cinco minutos e incluye el escaneo del documento a través de la propia máquina, el ingreso de un pin Y una fotografía para evitar la usurpación de identidad.
"Lo novedoso de todo esto es que para las personas que no tienen acceso a cuentas bancarias los cajeros les solucionan la compra y venta de bitcoins, recibiendo los billetes en efectivo en diferentes centros comerciales, supermercados etc. Y resuelven ese problema a quien más lo necesita, que es la gente que está desbancarizada", planteó Molíns.
La billetera digital es una aplicación que se instala en el celular. "Yo recomiendo que se fijen en bitcoin.org, ahí se listan las billeteras, dice cómo empezar, cómo elegir monedero y se listan todas las de mayor reputación, mayor facilidad de uso y más seguras", sugirió.







La experiencia resulta un tanto futurista, aunque se redimensiona en un Buenos Aires que, según arroja el directorio incluido en la propia billetera, ofrece una variedad de lugares que aceptan la moneda. Como aquella pizzería en la que compró Hanyecz, muchos negocios esperan intercambiar sus productos por la polémica criptomoneda.
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