El diario Chosun Ilbo escribió que el complejo de Taepyeong-dong, uno de los principales proveedores de carne canina para las tiendas y restaurantes, podía contener hasta 600 perros a la vez.
La demolición de las instalaciones estuvo aplazándose desde diciembre de 2017 porque los propietarios recurrían contra la decisión de las autoridades urbanas.
Las organizaciones protectoras de animales aplaudieron el desmantelamiento del matadero, pero lamentaron que los propietarios lograran llevarse a unos cien perros, a los que se pensaba salvar.
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En Corea del Sur los perros se comen desde hace siglos, su carne se preparaba frecuentemente en plena temporada de verano, porque según creencias populares el consumo de la carne de perro atraía las lluvias.
Además, se consideraba que la carne de perro aumentaba la resistencia y multiplicaba las fuerzas, y por lo tanto la recomendaban a los enfermos.
En esa época las organizaciones protectoras de animales intensificaron sus actividades y empezó a reducirse el número de establecimientos donde servían carne canina.
En los últimos años este tema empezó a debatirse a los niveles legislativo y jurídico: en 2017 un tribunal de la ciudad de Bucheon (norte) multó a un empresario por matar a un perro para fines culinarios.
En junio de 2018, uno de los diputados del Parlamento surcoreano presentó un proyecto de ley contra la matanza de perros para consumo humano.