"Las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia se utilizan solo para proteger el puente de Crimea debido a las amenazas terroristas, mientras que guardias fronterizos rusos son responsables de la seguridad de la cuenca del mar de Azov, las fuerzas y los medios de los que disponen son suficientes para realizar esta tarea, no se trata de crear ninguna base naval allí", dijo Karasin en una entrevista con el periódico ruso Kommersant.
"Las acciones de ese tipo están encaminadas a crear un nuevo foco de tensión que permita a Kiev desviar la atención de sus propios problemas internos, en particular en el contexto de la campaña electoral presidencial que de hecho se inició en el país", agregó.
En lo referente al canal Kerch-Yenikale, Karasin enfatizó que "es una importante arteria internacional que (Rusia) nunca ha planeado ni planea cerrar".
Hablando de las inspecciones de los buques mercantes y de pesca en el mar de Azov, el viceministro señaló que estas son "absolutamente justificadas, razonables y se ajustan a la legislación internacional y rusa", y se realizan por los guardafronteras rusos debido a los llamados por parte de los líderes del Medzhlís (Congreso) del Pueblo Tártaro de Crimea, organización declarada extremista en Rusia, varios grupos nacionalistas y políticos ucranianos a perpetrar un atentado en el puente de Crimea.
El viceministro marcó también que el tema de Crimea dejó de ser "un instrumento de presión a Rusia" por tanto Kiev junto con sus socios occidentales aumentan tensiones en torno al mar de Azov con el fin de utilizar toda la situación "como pretexto para endurecer las sanciones antirrusas".
La libre navegación en el mar de Azov —mar interior entre Rusia y Ucrania, según un acuerdo bilateral— se complicó después de que guardacostas ucranianos detuvieran en marzo pasado y escoltaran hasta Berdiansk el pesquero ruso Nord con 10 tripulantes a bordo, por su visita a Crimea que para Kiev es "territorio ocupado".
En agosto, las autoridades ucranianas arrestaron otro barco ruso, el Mekhanik Pogodin, anclado en el puerto de Jersón.
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Para Kiev, se trata de inspecciones injustificadas que entorpecen el tránsito de los barcos hacia los puertos de Ucrania y se traducen en demoras con un coste adicional para las navieras.
El Departamento de la Guardia Fronteriza de Crimea del Servicio Federal de Seguridad de Rusia sostiene que la inspección de embarcaciones extranjeras se efectúa de conformidad con el derecho del mar internacional y no ha generado denuncias por parte de los propietarios de los barcos.
También la vicecanciller ucraniana Elena Zerkal admitió que los guardacostas rusos no violan las normas durante la inspección de barcos ucranianos en el mar de Azov.