"Lo más importante para mí es que la ciudad histórica no era un trasto inútil; coincido con el pensamiento de Fidel (Castro) cuando, llegando a La Habana en medio de una gran contingencia y alguien le dijo: ¿por qué no se derrumba todo esto que ya no sirve para nada?, él respondió: ¿qué dirían las generaciones futuras? esto es un patrimonio de la Nación", comentó Leal, doctor en historia.
"La conservación de La Habana fue una tarea que se asumió paso a paso, a lo largo del tiempo, fue creciendo el compromiso en la medida en que fui viendo la magnitud de los empeños en los cuales fui implicado", dijo.
Inició ese proceso en 1964, con motivo de un viaje de jóvenes cubanos a Argelia, le pidieron que organizara unas visitas dirigidas al Palacio de los Capitanes Generales, una joya colonial en el corazón de La Habana Vieja.
"En esa época, ya me dedicaba —desde hacía dos o tres años trabajaba en el antiguo Ayuntamiento de La Habana en el Gobierno municipal revolucionario— a explicarle el palacio a algunas visitas que acudían a ver al comisionado, al presidente del Gobierno, al alcalde. Me daban esa indicación de explicarles por qué yo había tomado entusiasmo con ese lugar", relató.
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Ese fue el punto de partida de esta carrera por salvar lo que atesoraba la ciudad.
"En el año 1967, el Gobierno (municipal) decide irse de ese palacio y dejarlo para ser restaurado con la finalidad de establecer el museo de la ciudad, un viejo anhelo de mi predecesor, el doctor Emilio Roig de Leuchsenring (1889-1964)".
Así "comenzó la gran obra" de restaurar el muy deteriorado casco histórico.
"A partir de 1967 con las primeras salas del museo de la ciudad, en ocasión del centenario del levantamiento (armado) de Carlos Manuel de Céspedes, y de la proclamación de la independencia y de su acto de emancipación de los esclavos, surgió el gran desafío", comentó.
El llamado "período especial" fue un momento de aguda crisis económica que sufrió Cuba luego de la disolución de la Unión Soviética, en 1991, de la que dependía en buena medida su economía.
"A partir de la experiencia que habíamos acumulado –dice-, de los diálogos que teníamos por entonces casi cotidianamente, no podía ser separada la obra monumental de la obra de desarrollo social, la creación de empleos, las escuelas-talleres, servicios esenciales a la población, todo lo cual parecía algo imposible de conquistar", relató.
A pesar de la recesión, Castro "me dijo: te voy a entregar una cantidad (de recursos), no tienes que devolverla, empléala", contó.
La suma era "absolutamente mínima, era un acto de buena fe, una señal en el momento en que debíamos comprar un pan, era la señal de su afecto por lo que después, en un memorable congreso de la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba), Fidel definió que lo primero que había que salvar era la cultura, y consecuente con eso me lanzó a este gran debate que llega hasta hoy", dijo.
Para el historiador de La Habana, "el primer capítulo de esta historia está escrito ya".
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Se siente satisfecho porque la población ha permanecido en el casco histórico "y nosotros hemos incrementado paulatinamente, y la vamos a incrementar más, la creación de viviendas en lugares históricos, en edificios, porque todo no puede ser museo", advirtió.
Resalta que esta tarea resume la vocación de que el pueblo permanezca en La Habana Vieja y de desmentir ese lugar común de lo que se hace es para el turismo internacional.
Pero, advirtió: "¿Por qué vamos a negar el turismo, satanizar, subrayar al turismo? El turismo es una cosa muy importante, somos una cultura insular y necesitamos un contacto con el mundo".
Para Cuba, "bloqueada y hostilizada (por Estados Unidos), el turismo más que económico, es político. Vienen, abren y descubren primero que estamos, segundo que somos, tercero cómo somos y cuarto quiénes somos, y eso es maravilloso", describió Leal.
La llegada de visitantes extranjeros "tiene un contenido económico fundamental, una aportación que contribuye a la restauración del centro histórico, porque en ese decreto-ley firmado por el jefe de la Revolución se establece que toda actividad pública o privada a celebrarse en el centro histórico contribuya, y lo hace", dijo.
Además, hay miles de familias que alquilan sus casas en el marco de la ley para hospedar a personas que vienen de todas partes del mundo, y esas personas sirven a los turistas, y por tanto, los turistas tienen un diálogo directo con las familias que viven en el centro histórico.
Queda mucho por hacer en La Habana
"Queda mucho por hacer, esto tiene que ser, como he dicho otras veces, la palanca que mueve al mundo. Siempre cité al griego, "Dadme una palanca y moveré el mundo", la piedra ha sido el centro histórico y la palanca la ha puesto la voluntad política del Estado", enfatizó a esta agencia el doctor en historia Leal.
La Oficina del Historiador de La Habana que dirige, en cumplimiento del mandato de crear el autofinanciamiento necesario a la obra de restauración y conservación "y no depender de una renta pública", construyó 18 pequeños hoteles.
"Solo uno excedió esa norma y es un bello hotel, el Saratoga, por el que han pasado tantas personalidades", dijo.
El historiador añadió que "al restituir el hotel Saratoga restituíamos el hotel donde vivió una parte de la emigración española posguerra civil (1936-1939). Allí vivió el poeta Rafael Alberti, la escritora María Teresa León, y en torno a él circulaba la intelectualidad española que llegó a Cuba después de la guerra".
Orgulloso de la obra emprendida para salvar el casco histórico de La Habana, mencionó la reconstrucción de la escuela Concepción Arenal (1820-1893), "la gran mujer que tanto significó para la cultura y la sociedad, al pensamiento social en la España anterior a la República y que es la escuela fomentada por los emigrantes españoles. En esta escuela estudian hoy 400 niños", dijo.
También se refirió a la restauración del emblemático Teatro Martí, "no menos importante tanto en lo político, como lo que pasó allí desde el punto de vista del arte vernáculo. Allí se discutió la Constitución de 1901, se hicieron grandes debates, se reunieron los sindicatos".
"Todo eso hicimos. Ahora, en este momento, como parte de una intervención superior por parte del Estado se están construyendo en la plaza de San Francisco, los hoteles Cárdenas de Monte Hermoso, en el antiguo palacio de estos nobles; y el hotel Corredores en la antigua Aduana", comentó.
Se realizan también obras en el edificio Metropolitana, que se reconstruye como una sede inmobiliaria.
En este momento se construye además el Gran Hotel, "que ha conservado además sus fachadas antiguas que durante décadas hemos preservado y va a tener, como el hotel Packard, la significación que el hotel moderno nace dentro del hotel antiguo", sostuvo Leal.
La inauguración del Hotel Packard "es un monumento al 500 aniversario, porque es un bello proyecto arquitectónico que se solucionó lúcidamente dentro de las ruinas del antiguo Packard. Allí está levantado el hotel atrevidamente, con un gran proyecto de arquitectura y con una ejecución magnífica hecha por empresas y trabajadores cubanos", elogió.
Mencionó además la Manzana de Gómez, otro proyecto del que participó la Oficina del Historiador, donde los arqueólogos descubrieron los baluartes de la muralla de la ciudad que ahora se pueden visitar.
"Lo que se ve desde ese lugar es el esplendor del urbanismo de La Habana", dijo.
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No dejó de resaltar la restauración del Capitolio Nacional (1929), incluyendo el dorado de la cúpula y de la escultura gigante, como parte de un convenio de colaboración cultural con la Federación de Rusia; además de las obras recién iniciadas para salvar al teatro Campoamor, uno de los más emblemáticos en la historia habanera.
La primera es "de la Oficina del Historiador, con sus más de 40 palacios, museos, castillos, su sistema cultural en el centro histórico", apuntó.
"Además, la restauración del Capitolio Nacional ha significado el regreso al centro histórico la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento), y por idéntica voluntad (del expresidente Raúl Castro), se ha restaurado un edificio y ha regresado el Tribunal Supremo de Justicia, lo cual supone que los altos poderes del Estado han regresado a la ciudad restaurada", dijo.
A su vez, reconoció el llamado del presidente Miguel Díaz-Cannel "a esa obra admirable de la restauración de toda la ciudad".
"Redimir a La Habana de la imagen que a veces crea la banalidad de que es una ciudad indiferente o que no contribuye. No se puede escribir la historia de Cuba ni de esta etapa del proceso de la Revolución sin La Habana que yo vi, he vivido y viviré. La Habana de la victoria y la insurrección urbana, La Habana de la fundación del Movimiento 26 de Julio, La Habana del asalto al Palacio Presidencial, La Habana de la victoria de la Revolución Cubana", observó.
En cuanto a la ciudad actual, "tiene que ser el epicentro y el rostro de la resistencia heroica del pueblo cubano" para lo cual "nuestra contribución es modesta pero no insignificante", concluyó.
La Habana fue fundada el 16 de noviembre de 1519 y cumplirá 500 años en 2019.