En particular, Apple podría aumentar los precios de sus teléfonos y cobrar más dinero por servicios como la transmisión de música, la reproducción de vídeos o el almacenamiento de datos. Y esto, sin duda, es una mala noticia para las empresas que suministran componentes a Apple, informa la agencia Bloomberg.
"Los proveedores dependen más del volumen [de producción de iPhones] que la misma Apple", explicó el analista de Bloomberg Intelligence, Woo Jin Ho.
La estrecha dependencia de los socios de Apple de la empresa estadounidense puede observarse en el mercado de valores.
El 12 de noviembre el precio de las acciones de Apple cayó un 5%, mientras que el precio de las acciones de la empresa Lumentum —el mayor productor de sensores de reconocimiento facial para los iPhones— se desplomó en más de 30%. Al mismo tiempo las acciones de la empresa Japan Display, que obtiene más de la mitad de sus ingresos de Apple, disminuyó un 9,5%.
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En las condiciones de un mercado saturado, la estrategia de Apple tiene como objetivo incitar a los usuarios del iPhone a pagar más por sus teléfonos móviles que poseen nuevas funciones como el reconocimiento facial.
En 2018 el gigante estadounidense confirmó haber reducido deliberadamente la velocidad de sus viejos dispositivos electrónicos para evitar los problemas relacionados con las baterías. Posteriormente Apple ofreció reemplazar las baterías por unas más baratas que ayudaron a prolongar la vida útil de muchos teléfonos.
Es posible que los usuarios de iPhone más antiguos se suscriban a los nuevos servicios haciendo que los dispositivos electrónicos generen más ingresos para Apple y acarreen menos gastos iniciales. Sin embargo, las ganancias obtenidas con este 'plan B' no llegarán a los proveedores de componentes.
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