Rusia es uno de los principales compradores de oro en el mundo y Venezuela está entre sus proveedores del metal precioso. Solo en el tercer trimestre de este año, el Banco de Rusia adquirió una cantidad récord de 92,2 toneladas de oro que elevó las reservas rusas del preciado metal por encima de las 2.000 toneladas.
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Países como EEUU y las principales economías europeas no compran oro por una razón obvia: ya lo poseen en gran cantidad. Alemania, por ejemplo, tiene alrededor de 3.400 toneladas del metal precioso y una parte de ellas están almacenadas en EEUU desde 1951.
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El país europeo intentó repatriar su oro durante muchos años, pero solo fue el año pasado que logró retornar 300 toneladas a su territorio. No obstante, según algunos expertos, no era el mismo oro que Alemania había trasladado a los almacenes y más bien parece comprado por Washington en el mercado para sustituir lo que había vendido.
La segunda razón por la que Rusia se ve afectada por las sanciones contra Caracas y por la renuencia de Gran Bretaña a devolver el oro, es la estrecha cooperación económica con Venezuela. Por ejemplo, la empresa petrolera estatal venezolana PDVSA recibió a partir del 2014 anticipos de la empresa rusa petrolera Rosneft por un total de 6.500 millones de dólares.
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Rusia está interesada en que Venezuela siga siendo solvente, por lo que cualquier acción dirigida contra la economía del país suramericano amenaza los intereses rusos, apunta el analista.
Como se indica en el documento, la Administración de EEUU intenta evitar que las autoridades del país latinoamericano, "malversen la riqueza de Venezuela por sus propósitos corruptos" y "dañen la infraestructura de Venezuela y la ecología del país a través de una mala gestión". En este sentido, Washington prohíbe a los estadounidenses operar "en el sector del extracción de oro en Venezuela".
Por su parte, Caracas inició gestiones para recuperar 14 toneladas de oro, valoradas en unos 550 millones de dólares, que están almacenadas en bóvedas del Banco de Inglaterra.
Esta medida se debe a la preocupación que le generan al Gobierno de Maduro las sanciones económicas internacionales, así como los posibles embargos de los acreedores. Sin embargo, Caracas todavía no ha recibido el oro solicitado, que forma parte de las reservas internacionales del país latinoamericano.