Muchas de estas figuras siguen la tendencia y las propuestas electorales de Bernie Sanders, el precandidato presidencial de tendencia progresista que en 2016 se disputó el liderazgo del Partido Demócrata contra Hillary Clinton. El senador por Vermont obtuvo el 43% de los votos intrapartidarios, mientras que la exsecretaria de Estado logró el 55%. Sin embargo, Sanders logró introducir en la discusión pública temas de justicia social y redistribución de la riqueza.
Con 29 años, Alexandria Ocasio-Cortez será la integrante más joven de la historia de la Cámara de Representantes de EEUU. De origen puertorriqueño, esta defensora de la corriente de Sanders —trabajó en su campaña electoral— resultó electa por un abrumador margen (78%) de los votos válidos en el 14º distrito congresional de Nueva York, que abarca partes del Bronx y de Queens.
En sus vídeos de campaña se ha presentado como "una educadora y organizadora neoyorquina de clase obrera", que ha trabajado con mujeres embarazadas, en la enseñanza y como camarera. Hija de una puertorriqueña y de un padre del Bronx, afirma además que no nació "en una familia rica o poderosa", sino en un sitio "donde el código postal determina tu destino".
"Entrar en política no estaba en mis planes, pero luego de 20 años de la misma representación, tendríamos que preguntar para quién ha cambiado Nueva York. Cada día es más difícil para las familias trabajadoras como la mía seguir adelante: el alquiler sube, el seguro médico cubre menos, pero nuestro ingreso sigue igual", expresa la candidata electa.
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Su retórica ha dejado en evidencia las dificultades que encuentran los dirigentes de base al momento de acceder a cargos de decisión. Se trata, según afirma en su campaña, de una cuestión de "personas contra dinero".
"Nosotros tenemos personas. Ellos tienen dinero. Es tiempo de reconocer que no todos los demócratas son lo mismo. No nos puede representar el demócrata que acepta dinero corporativo, que lucra con los desahucios, que no vive aquí y que no manda a sus hijos a nuestras escuelas, ni bebe nuestra agua, ni respira nuestro aire", dice.
Ocasio-Cortez adquirió más visibilidad primero por haber derrotado en las primarias demócratas a Joe Crowley —uno de los dirigentes más poderosos del partido—, y luego por haberse asegurado un escaño en el Capitolio. Pero otras jóvenes, también latinas y que cuestionan los liderazgos partidarios, también alcanzaron importantes victorias.
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Julia Salazar, de origen colombiano, accederá con 28 años al Senado estatal de Nueva York. En su sitio web, se define como "inquilina, feminista, socialista demócrata, miembro de un sindicato, y una hija orgullosa de inmigrantes trabajadores".
Entre sus propuestas, incluye puntos sobre el derecho a una vivienda asequible, particularmente cuando los precios de alquileres se han vuelto prohibitivos para los ciudadanos de a pie. Pero también ha adoptado causas como el apoyo a nivel estatal para proteger a los inmigrantes, ampliar el seguro de salud o volver gratuita la educación.
"Creo que estas campañas fueron absolutamente históricas y abrumadoras. Su marca y estilo de política es que se involucran con la gente de una manera muy directa en los asuntos que más afectan su vida", explicó a Sputnik Patrick Shepherd, activista político que ha hecho campaña por Salazar.
Jessica Ramos es otra mujer de origen colombiano que accedió al Senado de Nueva York que se enfrentó al establishment demócrata. Sus propuestas también abogan por mejor acceso a la vivienda, protección de la pequeña empresa, transporte público de mayor calidad y protección a los inmigrantes.
Parecida es la plataforma de Catalina Cruz, nacida en Colombia e indocumentada durante casi una década. Ahora, sostendrá sus políticas desde la Asamblea Legislativa de Nueva York. Si bien el factor común de ser latinas pudo haber influido en su popularidad, lo más importante sigue siendo su capacidad de entender las necesidades de la clase trabajadora.
"Detrás de las campañas de Julia Salazar y Alexandria Ocasio-Cortez hay un ejército de seguidores en el campo, que fueron puerta por puerta. Los números de voluntarios no tienen precedentes y lo que condujo esa respuesta fue el apoyo de base, la posibilidad de hablar de manera franca y no comprometedora con las personas sobre temas que afectan su vida", opinó Patrick Shepherd.