El 4 de noviembre para los iraníes es el día de la victoria definitiva contra 'El Gran Satanás', como le llaman coloquialmente a EEUU. Ese día, pero de 1979, miles de estudiantes iraníes salieron a las calles frente a la embajada estadounidense en Teherán para manifestar su descontento con la política del país norteamericano, que le dio asilo al depuesto sha, Mohammad Reza Pahleví. Los manifestantes llevaban varios días exigiendo que Washington lo extraditara a Irán, donde sería juzgado por permitir y ordenar crímenes de lesa humanidad contra su pueblo.
"Cuando después de la Revolución islámica el sha Mohammad Reza Pahleví huyó del país, EEUU se enfrentó a un dilema: o acoger al sha para de esa manera calmar a los regímenes prooccidentales de la región y darles la confianza de su defensa; o dejar ese plan para así evitar una confrontación directa con la recién instaurada República Islámica", explica el profesor Seyyed Mostafa Taghavi, principal historiador del Instituto para el Estudio de la Historia Contemporánea de Irán.
Uno por todos
No obstante, la entonces Administración de EEUU optó por la primera opción. El 22 de octubre de 1979 el sha, que entonces se encontraba en México, se trasladó a EEUU para pasar un tratamiento médico, en donde recibió asilo político. Ese acto causó una ola de protestas por todo Irán. El 1 de noviembre de 1979, el líder de la Revolución islámica, el ayatolá Jomeini, llamó a la juventud de Teherán a mostrar su descontento frente a la embajada estadounidense.
Las protestas se extendieron hasta el 4 de noviembre. Ese día, en plena indignación por la política de EEUU y sin ninguna indicación desde arriba, los estudiantes decidieron asaltar la sede diplomática estadounidense. Como resultado, 66 trabajadores diplomáticos fueron tomados como rehenes. Trece de ellos —principalmente afroamericanos y mujeres— fueron liberados dos semanas después por razones humanitarias.
El resto permaneció retenido y su liberación se condicionó a la extradición del sha Mohammad Reza Pahleví.
En palabras de Seyyed Mostafa Taghavi, la toma de la embajada fue una decisión espontánea e inicialmente se estimaba que sería liberada poco después. Pero el inesperado hallazgo que los estudiantes hicieron en la sede diplomática los hizo cambiar de planes.
"Un nido de espionaje"
Si bien en EEUU y el hemisferio occidental ese incidente es conocido por el propio asalto y la toma de rehenes —ambos actos constituyen un atropello al derecho internacional que le brinda inmunidad tanto a las sedes diplomáticas como a sus trabajadores—, en Irán es visto como un acontecimiento de vital importancia que desenmascaró el doble rasero de la política estadounidense.
Durante el asalto a la embajada por los estudiantes iraníes, fueron incautados documentos secretos que los trabajadores diplomáticos intentaban destruir. Los papeles ponían de relieve que los servicios especiales estadounidenses, a través del personal de su misión diplomática, estaban preparando conspiraciones contra el nuevo Gobierno y apoyando a grupos contrarrevolucionarios. Además, se encontraron numerosos aparatos de espionaje.
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Una vez que se conoció esta información, por todo Irán se multiplicaron las protestas. Fue entonces cuando el líder de la Revolución islámica llamó a la sede diplomática estadounidense "Un nido de espionaje" y públicamente apoyó el atrevimiento de los estudiantes.
"Yo creo que el hecho de que las acciones de los estudiantes se convirtieran en un acto de alcance internacional fue la principal razón por la que este conflicto no se limitó a unos pocos días, sino que se prolongó durante meses. Ambas partes entendían que el desenlace de este conflicto —sea una victoria o una derrota— afectaría seriamente su autoridad en la escena internacional y por eso trataron de salir de esta situación con la menor pérdida posible", explica Seyyed Mostafa Taghavi.
Operación de rescate
Al principio los estadounidenses buscaban una solución diplomática a la crisis, pero en paralelo se planeaba una operación de rescate que involucraba a la inteligencia, las fuerzas especiales y a los militares. Al final, la Administración de Jimmy Carter optó por la operación Garra de Águila, a cargo de las fuerzas especiales.
Noventa soldados de élite estadounidenses debían aterrizar en medio de Teherán, liberar a los rehenes y evacuarlos sin que las fuerzas iraníes pudieran planear una resistencia eficaz. Pero el plan fracasó incluso antes de ponerse en marcha. Una tormenta de arena alteró los planes estadounidenses.
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Carter apareció en la televisión y ante todo el país se responsabilizó del fracaso. "Fue mi decisión intentar la misión de rescate y fue mi decisión cancelarla cuando surgieron problemas". Después del fracaso los militantes iraníes dispersaron a los rehenes en varios lugares de la capital para imposibilitar otra misión de rescate.
"La operación que debía comenzar desde el desierto de Tabas [en el centro de Irán], terminó en un fracaso y condujo a un recrudecimiento de la crisis. Los rehenes fueron liberados solo 444 días después gracias a la mediación de Argelia", apunta el historiador.
Fin de la crisis y repercusiones
El 27 de julio de 1980 el sha Mohammad Reza Pahleví falleció a causa del cáncer en El Cairo, la capital egipcia. La noticia rápidamente llegó a Irán y quedó en evidencia que el mantenimiento de los rehenes estadounidenses había perdido todo sentido. Pero los platos ya estaban rotos y su liberación se dilató seis meses más.
Solo con la victoria de Ronald Reagan en las elecciones presidenciales de 1980 y la pronta salida de Jimmy Carter del poder, el Gobierno iraní aceptó iniciar las conversaciones para devolver a los prisioneros. A cambio, Teherán exigía a Washington la devolución de los fondos del sha, la cancelación de las demandas contra Irán, el descongelamiento de los cuantiosos fondos iraníes en bancos estadounidenses y la promesa de no intervenir en los asuntos internos del país persa. Ronald Reagan accedió a cumplir las demandas iraníes y al siguiente día de su entrada en la Casa Blanca, el 21 de enero de 1981, todos los diplomáticos estadounidenses fueron trasladados a Argelia y desde allí regresaron a EEUU.
En cuanto a las repercusiones que esta crisis tuvo a nivel internacional Seyyed Mostafa Taghavi destaca tres.
"En primer lugar, fue destruida la percepción generalizada sobre la invulnerabilidad de los estadounidenses y la imposibilidad de confrontar a EEUU. La Revolución islámica, que derrocó al régimen proestadounidense, así como la Crisis de los rehenes, se convirtió en un ejemplo de resistencia y puso en tela de juicio el poder estadounidense ante la comunidad mundial".
En segundo lugar, el historiador iraní apunta a los documentos secretos encontrados en la sede diplomática, que una vez más presentaron al mundo irrevocables pruebas de la intromisión estadounidense en los asuntos internos de otros países. En sus palabras, eso reforzó los movimientos soberanistas y antimperialistas, incluso más allá del mundo islámico.
En tercer lugar, luego de esa humillación, "la hostilidad marcó la política estadounidense hacia Irán y las múltiples sanciones solo son un instrumento de esa política". Seyyed Mostafa Taghavi lamenta que, a pesar de no tener contradicciones con el resto de los pueblos, varios países del bloque occidental proestadounidense le sigan el juego de sanciones.