Otro intento del mercado de valores de EEUU de recuperarse del colapso de la semana pasada fracasó, esta vez debido a las nuevas amenazas contra China del presidente estadounidense, Donald Trump, escribe Maxim Rúbchenko en su artículo para Sputnik.
Los inversores ni siquiera se tranquilizaron con la aclaración de que los derechos entrarán en vigor solo si fracasan las negociaciones entre Donald Trump y Xi Jinping que se llevarán a cabo el 30 de noviembre en Argentina durante la reunión del G20.
El problema es que el éxito de las negociaciones para Washington significa solo el cumplimiento incondicional de todos los requisitos estadounidenses por parte de Pekín, incluida la reducción del programa de desarrollo de alta tecnología, algo que los inversores consideran muy poco probable.
Competencia tecnológica
Casi al mismo tiempo, el Departamento de Comercio de EEUU anunció una prohibición de los productos de la compañía china Fujian Jinhua por "razones de seguridad nacional".
Según los funcionarios, los chinos terminarán expulsando del mercado a los fabricantes estadounidenses de dispositivos similares, que, entre otras cosas, suministran equipos para fabricar armas.
Cerrando el mercado estadounidense para Fujian Jinhua, el Departamento de Comercio protege a Micron Technology Inc. de la competencia, pero, al mismo tiempo, Washington muestra cómo pretende seguir actuando con las compañías chinas que suministran productos de alta tecnología.
Pekín le respondió a Washington con la misma moneda con el tribunal de la ciudad de Fuzhou, imponiendo una prohibición temporal de las ventas de chips Micron Technology. Esta prohibición podría expandirse por todo el país.
Bomba postal
La Casa Blanca también informó sobre otro próximo ataque a Pekín: Trump planea retirarse del acuerdo internacional de 1844 sobre tarifas para la entrega de correo. Este acuerdo con la participación de 192 países prevé la reducción de las tarifas para paquetes postales internacionales.
Washington está seguro de que este acuerdo permite al gigante asiático inundar el mercado estadounidense con bienes de consumo baratos, lo que socava la posición de los productores locales.
Yuan barato
Ahora los chinos están tratando de nivelar el efecto de los aranceles estadounidenses al debilitar la moneda nacional frente al dólar. Debido a esto, la exportación se vuelve aún más rentable, y la importación es extremadamente costosa. Como resultado, incluso a pesar de los derechos, el superávit comercial bate récord tras récord.
En este contexto, las posibilidades de éxito de las negociaciones entre Donald Trump y Xi Jinping son cercanas a cero, lo que dibuja en el horizonte grandes nubarrones para las empresas estadounidenses.
Sufre la industria
Los buques insignia de la industria nacional de EEUU, como Caterpillar, Electrolux, Fiat-Crhysler, Ford, General Electric, General Motors, así como las principales marcas de consumo, incluidos los fabricantes de alcohol Jack Daniels y Jim Beam, se quejan de las pérdidas de decenas y cientos de millones de dólares y auguran una inevitable reducción de la producción y el empleo.
A fines de julio, China tenía casi 1,2 billones de dólares en bonos del Tesoro de EEUU. Al lanzar estos papeles al mercado, Pekín condenaría a la economía estadounidense a una crisis financiera sin precedentes.
Los expertos señalan que otros países, en particular Rusia, podrían salir beneficiados de la guerra comercial entre China y EEUU. Así, las empresas rusas ya están reemplazando activamente a las estadounidenses en los mercados agrícolas y energéticos de China. Y el colapso del mercado de valores de EEUU puede alentar a los inversores a redirigir los fondos al mercado ruso.
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