Hasta el momento, la agencia espacial estadounidense ha descubierto una gran variedad de planetas en la Vía Láctea.
"Estamos dispuestos a añadir millares más a los millares que ya hemos incluido en la lista, por lo tanto ahora la tarea principal reside en buscar evidencias de vida y de un mundo que se parezca al nuestro", explican los investigadores.
Los astrónomos agregaron que sus telescopios se hacen cada vez más sensitivos, así que el nuevo equipamiento permite centrarse en la búsqueda. Ahora la agencia espera que la siguiente generación de telescopios sea capaz de registrar más evidencias de habitabilidad.
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Por ejemplo, ahora la NASA ya tiene descubiertos algunos planetas rocosos que potencialmente pueden albergar agua líquida, pero las herramientas científicas existentes todavía no permiten comprobar si dichos planetas tienen atmósfera u océanos.
Entre las herramientas que más contribuyeron en la búsqueda de exoplanetas, se destaca el satélite de la ESA, Gaia, que se encargó de componer un mapa 3D de la Vía Láctea, y el telescopio Kepler de la NASA.
Este último ayudó a descubrir alrededor de 2.600 exoplanetas de los 3.700 jamás hallados.
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El otoño pasado, el satélite TESS de la NASA se lanzó al espacio y empezó la búsqueda de los exoplanetas. El aparato llegó a ser un sucesor del Kepler, que operó durante varios años hasta sufrir una avería.