El gigante de la comunicación Mediapro ofreció al club blaugrana el pasado verano unos 300 millones de euros a cambio de bautizar su estadio con el nombre de la compañía.
Según apuntan los medios, las conversaciones terminaron cuando la directiva del FC Barcelona pidió a Mediapro que el socio fundador de la empresa, Jaume Roures, retirase una demanda que interpuso contra el expresidente del club Sandro Rosell por espionaje industrial.
Además, el Barça exigió a Mediapro que el pago de la cifra fuese ingresado de manera inmediata, lo que complicaba las posibilidades de financiación a la empresa.
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Otra de las posibilidades de patrocinio que el FC Barcelona barajó, según los medios, fue la de la multinacional farmacéutica Grífols.