El notorio líder inglés del movimiento contra la "islamización" de Europa obtuvo esta semana un respiro en el proceso abierto contra él por desacato a la autoridad judicial y lo celebró dentro del Parlamento de Westminster, airando a diputados y otros cargos públicos.
Robinson acababa de burlar con argumentos legales a la Justicia, que le persigue por presunta violación de restricciones informativas respecto a una cadena de juicios contra una banda ahora convicta de abusar sexualmente de jóvenes y adolescentes vulnerables.
La mayoría de abusadores en ese y otros casos similares que han llegado a los tribunales británicos en los últimos años son individuos de origen asiático, predominantemente pakistaníes.
"Tenemos una epidemia en este país, una masiva jihad de violaciones y de concejales, policías y miembros del Gobierno que sabían lo que estaba pasando pero sacrificaron a esas chicas por miedo a ofender al Islam", alegó Robinson en declaraciones a Sputnik.
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Robinson está en libertad condicional desde que ganó un recurso contra el "erróneo" procedimiento judicial por desacato que desembocó en una sentencia de 13 meses en prisión dictada en mayo de 2018.
Pasó casi diez semanas entre rejas y recaudó cientos de miles de firmas demandando su liberación, además del respaldo legal, financiero y político de organizaciones y medios de la derecha internacional, desde el ´think tank´ Middle East Forum a la plataforma Rebel Media.
Se ha alzado en héroe y mártir de la libertad de expresión capaz de movilizar masas, como el batallón de mil o millar y medio de hombres, mujeres y niños que se concentró ante el juzgado penal de Londres, el mítico Old Bailey.
"Añadieron el delito de hablar del Islam en términos derogatorios, cuando son hechos que quizá no agradan al Estado ni al Gobierno, pero no voy a disculparme por decir la verdad sobre el Islam", explicó a esta agencia.
Robinson entró en la sala dos del Old Bailey anticipando un fallo en su contra y el retorno a prisión.
Pero el juez se inclinó en favor de sus argumentos y dejó la decisión final en el abogado del Gobierno, el diputado conservador Geoffrey Cox.
El activista radical sigue mientras tanto en libertad condicional o, como dijo a Sputnik, "con la soga colgando todavía del cuello".
