El macabro asesinato es el mejor regalo hecho al presidente Erdogan desde hace años. Y es, además, un presente de su rival en el mundo musulmán suní, y su competidor en estrategia regional.
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Lo cierto es que, desde el primer momento, la maquinaria de comunicación de Erdogan ha sabido filtrar a la prensa internacional los detalles hasta ahora conocidos de la muerte de Khashoggi, dejando como plato fuerte final —de momento— las palabras del presidente, que habló de "muerte salvaje y premeditada", desmintiendo así la versión saudí del deceso "tras una pelea" dentro del Consulado.
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El cuerpo desmembrado de Khashoggi se convierte en una boya salvavidas para Turquía en un momento delicado de su economía. La lira turca se ha devaluado en más de un 35% con relación al dólar estadounidense; la bolsa había caído un 17% en agosto y las pequeñas y medianas empresas estaban literalmente con el agua al cuello, sufriendo la crisis de confianza de los consumidores turcos. La decisión de Donald Trump de doblar los derechos de aduana del acero y del aluminio turco fue el inicio de la guerra comercial decretada por Washington a su "aliado" euroasiático.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) August 15, 2018
Ankara necesitaba petróleo barato e inversiones mucho más sustanciales que las que particulares saudíes hacían ya en su territorio. Y ningún foro mejor que el Future Investment Initiative celebrado en Riad, a veinte días de la desaparición de Khashoggi para que Mohamed Bin Salman hablara de la "excelente cooperación entre su reino y Turquía". MBS se permitió señalar que "nadie podrá dañar nuestras relaciones".
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Ankara, que perdió influencia en Oriente Medio tras el fracaso de lo que se llamó "Primavera Árabe", que se tambaleó tras el intento de 'putsch' del verano de 2016, que deterioró sus relaciones con Estados Unidos y cuyo papel en el conflicto sirio provocó duras fricciones con Moscú, está recuperando terreno en cada uno de esos apartados. El 'affaire' Khashoggi es la guinda —espectacular, eso sí,— que culmina el renovado pastel estratégico elaborado por Erdogan.
Turquía hace presión sobre Trump
La Turquía de Erdogan eleva su rango regional y hace también ver que el sismo que ha dejado vacilante al reino wahabita puede hacer pensar a Washington que mejorar las relaciones con Ankara sería provechoso. Recordemos que en pleno caso Jamal Khashoggi, Turquía liberó al pastor evangélico norteamericano Andrew Brunson.
La carta Khashoggi puede ayudar también al dirigente turco a evitar el bloqueo del Congreso norteamericano a la venta de aviones F-35, como represalia por la compra del sistema de defensa antiaérea ruso S-400.
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Todo es negociable cuando se tienen las mejores cartas. Y la información detallada sobre la muerte de Khashoggi vale por cuatro ases en manos de Recep Tayyip Erdogan.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK