A la autora del libro 'Lo que Estados Unidos puede aprender de China' y profesora adjunta de economía y finanzas de la Universidad de Nueva York, Ann Lee, no le sorprenden estas estadísticas.
En su opinión, la desaceleración es algo esperado y va a continuar. La economía de China es "extremadamente grande y no puede crecer el tamaño de Arabia Saudí cada año", sostiene.
"De hecho, espero que se desacelere un poco más, dado que en este momento hay mucha gente que realiza pedidos apresurados para obtener mercancías [aún con tarifas bajas] y que el gasto de los consumidores se ha incrementado por la fiesta nacional china, la fiesta del Medio Otoño", cree la experta.
"Yo diría que el crecimiento económico tiene mucho que ver con las expectativas", recalca Lee. La situación actual de la economía global supone que si la gente está bien, suele gastar e invertir más, pero si no creen mucho en el clima económico, no "abren sus carteras".
Respecto a cómo esta ralentización va a influir a otras economías mundiales, Lee ofrece dos teorías. Por supuesto, podría tener un efecto negativo, aunque puede ser también positivo, dependiendo de muchos factores. Por ejemplo, si Pekín decide invertir más en otras economías para compensar la pérdida de negocios con Estados Unidos podría ser en realidad algo bueno a largo plazo.