"Tras la certificación, se puede constatar que el primer motor turborreactor para la aviación civil en la Rusia contemporánea ha sido creado con éxito", valoró el ministro ruso de Industria y Comercio, Denís Mantúrov.
El siguiente paso será la obtención del certificado europeo emitido por la Agencia Europea de Seguridad Aérea [EASA, por sus siglas en inglés], un proceso que ya está marcha y que culminaría en el 2019.
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Actualmente, el avión va dotado con los motores estadounidenses PW 1000G, y en el futuro a los clientes se les ofrecerán ambas variantes.
Según el titular de la industria, la creación de un motor propio para la aviación civil permitirá "elevar drásticamente el porcentaje de los componentes de fabricación rusa en el avión [MC-21]".
Además, la tecnología desarrollada para el PD-14 permitirá duplicar las ventas de los motores turboeje rusos, según pronosticó el alto cargo.
En ese sentido, hay planes para la creación de la versión PD-7 para el avión Sukhoi Superjet 100, que actualmente emplea el motor franco-ruso SaM146, del PD-10V para el helicóptero de carga pesado Mi-26 y de la variante PD-35 para los aviones de largo recorrido y ancho fuselaje, como el CR929 ruso-chino y el Il-96 ruso.
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