El director del instituto de opinión Datafolha, Mauro Paulino, escribió en Twitter que las encuestas "evidenciaron movimientos de última hora de la opinión pública", aunque precisó que esto es una constatación técnica y factual.
La práctica, además de cuestionable éticamente, sería ilegal, dado que la legislación brasileña prohíbe que empresas financien las campañas de los candidatos.
El director de Datafolha no entró a valorar directamente si esas supuestas noticias falsas influenciaron en el resultado electoral, pero sí remarcó que en los "momentos finales" de la campaña Bolsonaro ganó terreno muy rápidamente.
"Al comparar las fotos (la intención de voto que arrojaban las encuestas) de las vísperas registradas por el Ibope y por Datafolha, en comparación con la foto de las urnas el fenómeno es claramente explícito", aseguró.
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Sin embargo, finalmente el candidato dela ultraderecha tuvo el 46% de los votos válidos, y en algunos momentos del escrutinio estuvo cerca de conseguir la victoria ya en la primera vuelta, dado que se acercaba al 50%.
Datafolha y el Ibope (Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística) son las dos empresas de sondeos de opinión más importantes de Brasil, y en los últimos días de la campaña de la primera vuelta se alternaban ofreciendo encuestas cada día, que en ningún caso previeron la holgada victoria de Bolsonaro.