"No había nada crítico allí, nada imprescindible para los tripulantes de la EEI", declaró Ovchinin en una entrevista con el canal Rossiya-24.
El cosmonauta recordó que la carga estaba tanto en la cápsula recuperable, en el lugar reservado habitualmente para un tercer miembro de la expedición, como en el habitáculo, que se habría destruido tras el fallo que ocurrió durante el lanzamiento.
Al mismo tiempo, el comandante de la nave señaló que los astronautas se someten a fuerzas todavía mayores durante los entrenamientos.
La nave espacial Soyuz MS-10 con dos tripulantes, el ruso Alexéi Ovchinin y el estadounidense Nick Hague, partió el 11 de octubre de la base de Baikonur, en Kazajistán, rumbo a la EEI.
Más: La avería del cohete portador Soyuz, una prueba de fuego para Rusia y EEUU
Dos minutos después del despegue, durante la separación de la primera etapa del lanzador Soyuz-FG, ocurrió un fallo que obligó a iniciar un aterrizaje de emergencia. La cápsula recuperable se eyectó y, tras descender en modo balístico, aterrizó a unos 25 kilómetros de la ciudad de Zhezkazgan.
Las causas del fallo son investigadas por una comisión especial de Roscosmos que ha suspendido por ahora el lanzamiento de cohetes de esta clase y el envío de naves tripuladas a la EEI.
La causa inmediata del accidente, según la información preliminar, fue el golpe de un elemento lateral, parte de la primera etapa del cohete, cuando se estaba separando de la segunda etapa.
También: El sistema de emergencia y rescate en las naves Soyuz: cómo funciona y cuándo se activó
En el laboratorio orbital permanecen actualmente tres tripulantes, el ruso Serguéi Prokópiev (Roscosmos), el alemán Alexander Gerst (ESA) y la estadounidense Serena Auñón-Chancellor (NASA).