Fue entre 1904 y 1908 cuando las etnias herero y namas se levantaron en armas contra el imperio de Guillermo II, siendo finalmente exterminadas. De 100 mil integrantes fueron asesinados 80 mil.
El levantamiento había sido consecuencia del reparto del continente africano decidido por los imperios de la época, principalmente Inglaterra, Francia y Alemania. Todo se resolvió en la Conferencia de Berlín, entre noviembre de 1884 y febrero de 1885. El país anfitrión recibió lo que hoy conocemos como Togo, Camerún, Tanzania y Namibia.
De este último país son originarias ambas comunidades, cuyos descendientes iniciaron un juicio en Estados Unidos para ser indemnizados.
"Hoy en día estas comunidades están pidiendo el reconocimiento por parte de Alemania que lo que ocurrió allí fue un genocidio", señaló en diálogo con Sputnik el africanista Omer Freixa, al comentar la demanda internacional promovida en Estados Unidos para ser indemnizados.
"Sin embargo —añadió Freixa- el Estado alemán a diferencia del caso judío, que fue paradigmático, no estaría entablando negociaciones con las familias sino que la intención sería hacerlas con el Estado namibio", algo que no es bien visto por los descendientes de las víctimas.
Por otro lado, Freixa mencionó que la devolución de los restos óseos concretada en Berlín es una primera señal de reconocimiento oficial, pero que queda dentro de lo simbólico. En este sentido, señaló que hay voces que surgen desde colectivos sociales e incluso de figuras públicas y políticas que empiezan a marcar la necesidad de asumir las responsabilidad del caso. Y citó un caso concreto.
"A más de un siglo del genocidio, recién en 2004, aparecieron unas tibias declaraciones de la ministra Desarrollo Social del momento que dijo que había que responsabilizar al Estado Alemán por lo que pasó en Namibia. De todas formas el gabinete entero de deslindo de esta declaración y dijo que fue a título personal y privado".