"Encontramos 20 ráfagas de radio rápidas en un año, y casi duplicamos el número detectado en todo el mundo desde que se descubrieron en 2007", explicó en un comunicado el autor principal del estudio, Ryan Shannon, de la Universidad de Tecnología de Swinburne y el Centro de Excelencia ARC para el Descubrimiento de Ondas Gravitacionales (OzGrav) de Australia.
Según el científico, la nueva tecnología del radiotelescopio Australia Square Kilometre Array Pathfinder (ASKAP) permitió demostrar que las ráfagas de radio rápidas provienen del otro lado del universo.
"Podremos localizar las ráfagas a más de una milésima de grado", aseguró Shannon.
La primera vez que los astrónomos detectaron las misteriosas ráfagas de radio FRB fue en 2007, mientras observaban los púlsares de radio utilizando el telescopio Parks (Australia).
En los años posteriores, los científicos lograron encontrar rastros de otras nueve ráfagas similares, cuya comparación mostró que podrían tener origen artificial e incluso potencialmente ser señales de civilizaciones extraterrestres debido a la inexplicable periodicidad en su estructura.
Más tarde, los astrofísicos descubrieron que las ráfagas FRB se repiten y revelaron algunas propiedades inusuales, incompatibles con las versiones de su origen natural que, en particular, relacionan las señales con los púlsares.
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Los astrofísicos de la Universidad de Nankín supusieron que la fuente de las señales enigmáticas no es nada más que las llamadas estrellas extrañas o estrellas de quarks. En este tipo de estrellas, la materia existe en forma de quarks inestables debido a la alta densidad.
El telescopio ASKAP se encuentra en el Observatorio de Radioastronomía Murchison y es un precursor para el futuro telescopio Square Kilometre Array (SKA) que todavía está en construcción. El SKA podría detectar muchas más señales FRB y brindarles a los astrónomos una oportunidad de estudiar en detalle este fenómeno del universo.