El caso de Lara Alqasem, estadounidense con abuelos palestinos, está provocando una gran polémica en Israel y un creciente debate sobre la dificultad del país y sus dirigentes para tolerar las críticas.
Alqasem ha decidido apelar la decisión ante un juez, una audiencia para la cual aún no hay fecha, explicaron sus abogados a la prensa.
Mientras tanto, la joven permanece retenida en el aeropuerto. Estados Unidos ha preferido por ahora mantenerse al margen y decir que es una decisión que incumbe a Israel.
"Si Lara Alqasem declara clara y explícitamente que se equivocó en el pasado reconsideraremos nuestra posición sobre su entrada en Israel", anunció el ministro de Seguridad Pública, Gilad Erdan, el 9 de octubre.
El año pasado, el Parlamento israelí aprobó una ley que permite prohibir la entrada al país de aquellos que apoyan el movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), que Israel siente como una amenaza a su imagen internacional.
En estos días abundan los artículos y tertulias en los medios israelíes sobre este caso.
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La joven estadounidense ha señalado, vía su abogada, que su único interés es estudiar en Israel y no forma parte de ninguna organización.
Alqasem iba a realizar un máster en la universidad hebraica de Jerusalén, institución que está respaldando a la joven desde que fue retenida.