El organismo investigador local precisó que los miembros de la organización fueron detenidos y acusados de gestionar la actividad de una organización religiosa que había sido prohibida por el Gobierno.
Los órganos de investigación precisaron que los cinco lugareños organizaron reuniones de la entidad desde el 16 de agosto de 2017.
Durante este período, los organizadores recolectaron más de 500.000 rublos (alrededor de 7.500 dólares) de sus seguidores. Una parte de dicha suma se utilizó para alquilar locales para las reuniones, otra se transfirió a los jefes del Consejo Directivo de los Testigos de Jehová en Rusia.
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A partir del 20 de abril de 2017, la entidad religiosa es considerada como extremista en Rusia, por lo tanto, no tiene permitido llevar a cabo sus actividades en el territorio del país.