En su orfanato Anna y Albert se dedican a rehabilitar y tratar las aves rapaces.
"Mi esposo y yo decidimos crear un proyecto para ayudar a aves de presa heridas. Salvar a los pájaros no es una tarea fácil, es necesario proveerles de una alimentación con productos vivos, es decir, ratones, ratas y pájaros, etcétera (…)", explicó Anna a Sputnik.
Una vez recuperadas, las aves extienden sus alas y emprenden vuelo, pero hay un residente que siempre se queda en casa y este es el cuervo Grisha, que ingresó en el orfanato tras haber sido atropellado por un vehículo. Ahora es un miembro más de la familia.