El presidente ruso, Vladímir Putin, se encuentra de visita en la India. Ambos países tienen una larga historia de cooperación y hoy en día son socios en el proyecto de desarrollo de los BRICS.
La relación de Rusia y la India en el ámbito de la defensa tiene un largo historial. A pesar de todas las sanciones estadounidenses contra el sector militar industrial ruso, Washington no tiene como presionar a Nueva Delhi por su cercana relación con Moscú. El primer ministro indio, Narendra Modi, se manda el mismo y su país no depende en nada de EEUU, señala Kenneth Rapoza en su artículo.
No pongas todos los huevos en una sola canasta
Los sistemas de defensa aérea rusos S-400 Triumf (o SA-21 Growler, según la clasificación de la OTAN), es un sistema de misiles 'tierra-aire' de largo alcance. Se considera más efectivo que el sistema estadounidense análogo THAAD. Además, el S-400 es un sistema móvil, que puede ser desplegado en cuestión de minutos, capaz de seguir hasta 100 objetivos simultáneamente, incluso cazas de 5ª generación como el F-35 y atacar a seis de una sola carga.
Washington entiende muy bien su imposibilidad de castigar a Nueva Delhi por ese contrato. La India se ha convertido en un socio clave también para EEUU y, a diferencia de China, su emergente economía abre múltiples oportunidades para las empresas extranjeras. En abril de 2018, James Mattis, secretario de Defensa de EEUU, explícitamente pidió al Congreso excluir a la India del paquete de sanciones por su cooperación con Rusia.
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Y es que el monto de los contratos entre EEUU y la India en defensa creció de cero en 2008, a 15.000 millones, apunta Rapoza. Los misiles Harpoon, los helicópteros Apache y Chinook se producen parcialmente en la India. Ni Lockheed Martin ni Boeing quieren perder el mercado aeronáutico hindú por Rusia.
¿Una guerra comercial? No, gracias
Desde que Donald Trump entró en la Casa Blanca, la guerra comercial se ha hecho su instrumento favorito para presionar a diestra y siniestra, aliados y contrincantes. No obstante, Nueva Delhi parece haber evitado semejante conflicto con Washington y nada parece predecir que la Administración Trump se proponga abrir un frente más.
La India y EEUU siguen discutiendo temas de comercio bilateral. Trump se ha expresado en apoyo a la intensificación de los lazos económicos y el embajador estadounidense en el país, Kenneth Juster, incluso llamó a entablar un acuerdo de libre comercio. Sin embargo, de acuerdo con Rapoza, la India no ha mostrado interés en esta última propuesta, ya que los aranceles de importación a la mayoría de productos indios son ya bastante bajos.
Durante el último año, la India mostró un superávit comercial con EEUU de 22.600 millones. La tendencia se mantuvo a pesar del crecimiento en la exportación estadounidense hacia la India en un 21,2%. Aquí es donde se esconde otra razón por la que Washington no está interesado en darle la espalda a Nueva Delhi por su amistad con Moscú: el petróleo.
Al día de hoy, EEUU se ha convertido en uno de los mayores exportadores de hidrocarburos del mundo. En agosto de 2018, las exportaciones a la India aumentaron en un 20% y muestran una tendencia a seguir creciendo. Este es un mercado en el que EEUU y Rusia rivalizan y si bien Washington puede castigar a los europeos por las importaciones de gas ruso, no lo puede hacer con la India.
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Y todo porque la India es considerado un mercado en auge. Dentro de EEUU, los lobbies armamentísticos y energéticos ven en la India un gran potencial de crecimiento y estos no pretenden entregarle ese espacio a su principal rival geopolítico. Ante la imposibilidad de presionar a la India y ante las grandes expectativas que ofrece su mercado, Washington ha optado por jugar al 'chico bueno' con Nueva Delhi.