A escasos días de que inicien los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, los balcones de los modernos departamentos donde se acomodarán los más de 4.000 atletas ya empiezan a adquirir el colorido de las banderas: Eslovaquia, Alemania, Marruecos, Suiza, Corea del Sur.
"Somos del barrio Néstor Kirchner, el más 'feíto' de los tres [complejos]", dijo a Sputnik con una sonrisa Fernanda Buonfiglio, de 26 años, quien se encontraba con su hija Lola, de siete años, y su hermano Tiago, de nueve. El complejo fue construido por la organización Proyecto Comunidad y la cooperativa ‘Los Bajitos' para alojar en su momento a 50 familias desalojadas de un asentamiento en el barrio porteño de La Paternal.

"Hace 11 años que vivimos acá y sí, cambió mucho. Antes no había nada, de noche era muy oscuro. Ahora hay veredas nuevas, iluminación y pusieron una comisaría. No es que antes era inseguro pero me deja más tranquila. Dicen que va a empezar a pasar el [colectivo] 114. Eso estaría muy bueno para nosotros, porque estamos bastante lejos de todo", dijo Fernanda.
Al haber sido construida en el extremo sur del Parque de la Ciudad, tiene hacia el norte toda esta área de casi 80 hectáreas, con cinco montañas rusas y otros juegos mecánicos en desuso, además de la Torre Espacial: un mirador de 228 metros de altura, actualmente clausurado. También es utilizado para conciertos y festivales de música masivos.
Hacia el sudoeste, del otro lado del bulevar, la Villa Olímpica mira hacia el club de golf J. Jurado, que se encuentra a las espaldas de los otros complejos habitacionales. En el extremo sudeste, la reserva ecológica con el artificial Lago Lugano y ahora el Parque Olímpico, que será durante octubre la principal sede de los JJOO, donde se desarrollarán 13 de las 32 disciplinas. Finalmente, hacia el noroeste se encuentran las 120 hectáreas del Parque Indoamericano.

Los fardos de césped nuevo todavía están apilados y sin colocar en algunas de las secciones del bulevar de la Av. Escalada, y está cortado el paso en ciertas porciones de la vereda porque el cemento está aún fresco. Más allá de los detalles finales, las obras de infraestructura parecen estar casi terminadas y listas para recibir a los aficionados del deporte de todas partes del globo.
"Soldati será la gran vidriera de Buenos Aires al mundo, y desde la gestión generamos las condiciones para que lleguen más oportunidades desde el sector privado que potencien este desarrollo. Va a ocurrir lo mismo que en Parque Patricios, donde invertimos en el subte y en la sede de Gobierno y a partir de este primer paso comenzó a crecer", dijo a Sputnik el ministro de Desarrollo Urbano y Transporte de la Ciudad de Buenos Aires, Franco Moccia.
El Banco Ciudad y el Instituto de Vivienda de Buenos Aires (IVC) otorgaron créditos hipotecarios, con prioridad para los vecinos de las zonas aledañas, incluyendo un subsidio de 14% sobre el valor de la propiedad. Los seleccionados deberán pagar en nueve cuotas el correspondiente al 6% como constancia de liquidez y podrán mudarse una vez cubierto este plazo. También tuvieron prioridad los docentes y policías en actividad en la capital argentina y se consideraron válidos tanto ingresos formales como los informales.
Además: Argentina, un oasis para estudiantes de medicina de Brasil
Entre el momento de la finalización de los Juegos y la entrada de los nuevos dueños, las unidades serán provistas de cocinas, ya que actualmente carecen de estas instalaciones por estipulación del Comité Olímpico, que impulsa el encuentro e intercambio cultural de los atletas en los comedores comunitarios de la Villa, aseguraron a Sputnik desde el área de Prensa de los JJOO BA 2018.

"El Barrio Olímpico es parte de todo un proyecto de revalorización de la zona sur de la ciudad", dijo a Sputnik Nicolás Ruete, Jefe de Gabinete del IVC. "Además de la Villa Olímpica, en la zona ya hace dos años venimos trabajando en el proyecto de integración social de la Villa 20, donde estamos construyendo más de 1.600 viviendas en el predio Papa Francisco y estamos trabajando con el barrio para integrarlo a la ciudad", cerró el funcionario.

Fernanda sonríe y mira de reojo desde la vereda de enfrente los monumentales edificios a estrenar mientras camina junto a Lola y Tiago, que se ríen vergonzosos. "Obvio que me gustaría vivir en un lugar así. Yo veo que muchos en mi complejo no quieren progresar. Pero yo sí. Yo sí quiero".