El instructor del expediente disciplinario que se le abrió al piloto ha concluido que este era un comandante veterano, que cometió una negligencia y que merece atenuantes. La investigación determinó que detrás del lanzamiento del misil no había ningún fallo técnico y que la causa del disparo había sido un error humano.
El misil aire-aire AIM-120 AMRAAM —de 152 kilos, 3,7 metros, 100 kilómetros de alcance y un precio de 405.000 dólares— que se disparó por error no provocó daños materiales ni humanos y probablemente se autodestruyó en el aire, aunque podría haber alcanzado a alguno de los seis Eurofighter españoles y Mirage 2000 franceses que participaban en las maniobras de la OTAN en Estonia y que concluyeron el 31 de agosto. Inmediatamente después del incidente, la Alianza paralizó los vuelos de los Eurofighter españoles durante los ejercicios hasta que se descartó que hubiese sido un error técnico.
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