El Ministerio de Defensa y el servicio de inteligencia GCHQ (por las siglas en inglés del Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno) han elaborado este plan "en medio de una creciente ciberamenaza por parte de Rusia y después de que el Reino Unido usara cibearmas por primera vez para combatir al Estado Islámico", la organización terrorista proscrita en numerosos países.
"Al adoptar métodos de ciberofensivas en el Reino Unido, estamos nivelando el campo de juego y proporcionamos nuevos medios tanto para contener como para castigar a los Estados que quieren perjudicarnos", comentó el general Sir Richard Barrons, exjefe del Comando de Fuerzas Conjuntas que se ocupa de las ciberoperaciones en el ejército.
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Representantes de la embajada rusa en Londres atribuyeron estas acusaciones y especulaciones a "una política imprudente, provocadora e infundada" hacia Rusia.
También la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, demandó de la parte británica evidencias para corroborar las acusaciones formuladas.